oraciones con la palabra acampanada plzzz
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Y la, última campanada sonó con más fuerza en sus oídos.
Con la última campanada se inclinó y la besó en los labios.
El eco de la duodécima campanada se extendió sobre la ciudad.
Sonó la última campanada y el mundo se sumió otra vez en el silencio.
Estaba a punto de empezar a remar en dirección al puerto cuando oí una campanada.
El reloj de la sala de estar dio una campanada y Tom supo que eran las once y media.
Aún resonaba la última campanada en mis oídos, cuando vi a la joven alzar la cabeza.
Tertuliano, padre de la Iglesia, dio una gran campanada cuando se convirtió al montañismo.
Ella cerró la puerta tras de sí cuando el reloj de una iglesia cercana hacía sonar una campanada.
La campanada les llegó desde la chimenea, y llamó la atención a todos los presentes en el refugio.
Cuando sonó una campanada en la guardia de mañana, subió al alcázar limpio y vestido decentemente.
Cada campanada vibraba de un modo desgarrador en el corazón del pobreniño; a la última, cayó desvanecido.
Tañía la séptima campanada en una torre lejana cuando Toc el Joven entró en el cuartel general del Imperio.
Al sonar la segunda campanada, el muchacho que había llorado corrió hasta el pie del cadalso y cayó de rodillas.
Ha sonado la segunda campanada —les instó, sabiendo de sobra que estaba contándoles un cuento y gozando con ello.
La primera campanada le produjo un estremecimiento en todo el cuerpo, y sus pensamientos regresaron al momento presente.
Con la última campanada se había escuchado un ruido en ella, y por los ojos de la mujer cruzó un reflejo de triunfo.
Después de esperar diez minutos, el reloj dio las diez: a la quinta campanada se abrió la puerta y apareció lord Wilmore.
Por fin, se oyó la tercera campanada, un silbido de la locomotora, el chirrido de los enganches y el convoy se puso en movimiento.
El ruido que hicieron las preciosas marmitas al caer en la oscuridad resonó en el corazón del hobbit como una campanada fúnebre.
Acababan de dar las siete y media en el reloj de la torre campanada de la iglesia de la Santísima Trinidad cuando María y Lucio salían del hostal.
Daban la última campanada de las doce cuando Carol, a los diez minutos justos de haberse dormido, se incorporó de un salto de la cama, temblando violentamente.
La camarera había puesto en conocimiento del mayordomo que la señora Kate Kane no había bajado a desayunar con la última campanada de las ocho en el reloj de pared.
Cuando sonó la última campanada, tanteé, con los dedos metidos en las rendijas, arriba y abajo de la tabla, en busca de la cabeza de los clavos, que sobresalían un buen centímetro, y cuando comprobé si la tabla estaba firme, ésta se movió.
A los deseados sones de la segunda campanada, el señor y la señora Bonnington hicieron su entrada; la última cubría su cabeza con la nueva cofia, que tanto había admirado la Prior, y a la que saludó con una sonrisa indicadora de haberla reconocido.
Con la última campanada se inclinó y la besó en los labios.
El eco de la duodécima campanada se extendió sobre la ciudad.
Sonó la última campanada y el mundo se sumió otra vez en el silencio.
Estaba a punto de empezar a remar en dirección al puerto cuando oí una campanada.
El reloj de la sala de estar dio una campanada y Tom supo que eran las once y media.
Aún resonaba la última campanada en mis oídos, cuando vi a la joven alzar la cabeza.
Tertuliano, padre de la Iglesia, dio una gran campanada cuando se convirtió al montañismo.
Ella cerró la puerta tras de sí cuando el reloj de una iglesia cercana hacía sonar una campanada.
La campanada les llegó desde la chimenea, y llamó la atención a todos los presentes en el refugio.
Cuando sonó una campanada en la guardia de mañana, subió al alcázar limpio y vestido decentemente.
Cada campanada vibraba de un modo desgarrador en el corazón del pobreniño; a la última, cayó desvanecido.
Tañía la séptima campanada en una torre lejana cuando Toc el Joven entró en el cuartel general del Imperio.
Al sonar la segunda campanada, el muchacho que había llorado corrió hasta el pie del cadalso y cayó de rodillas.
Ha sonado la segunda campanada —les instó, sabiendo de sobra que estaba contándoles un cuento y gozando con ello.
La primera campanada le produjo un estremecimiento en todo el cuerpo, y sus pensamientos regresaron al momento presente.
Con la última campanada se había escuchado un ruido en ella, y por los ojos de la mujer cruzó un reflejo de triunfo.
Después de esperar diez minutos, el reloj dio las diez: a la quinta campanada se abrió la puerta y apareció lord Wilmore.
Por fin, se oyó la tercera campanada, un silbido de la locomotora, el chirrido de los enganches y el convoy se puso en movimiento.
El ruido que hicieron las preciosas marmitas al caer en la oscuridad resonó en el corazón del hobbit como una campanada fúnebre.
Acababan de dar las siete y media en el reloj de la torre campanada de la iglesia de la Santísima Trinidad cuando María y Lucio salían del hostal.
Daban la última campanada de las doce cuando Carol, a los diez minutos justos de haberse dormido, se incorporó de un salto de la cama, temblando violentamente.
La camarera había puesto en conocimiento del mayordomo que la señora Kate Kane no había bajado a desayunar con la última campanada de las ocho en el reloj de pared.
Cuando sonó la última campanada, tanteé, con los dedos metidos en las rendijas, arriba y abajo de la tabla, en busca de la cabeza de los clavos, que sobresalían un buen centímetro, y cuando comprobé si la tabla estaba firme, ésta se movió.
A los deseados sones de la segunda campanada, el señor y la señora Bonnington hicieron su entrada; la última cubría su cabeza con la nueva cofia, que tanto había admirado la Prior, y a la que saludó con una sonrisa indicadora de haberla reconocido.
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