Oracion de reflecion por el sacrificio de jesús
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3
l único deseo que por su ardor pareció turbar la divina serenidad de Cristo, fue el deseo de su sacrificio. La vehemencia de sus palabras y la emoción de su acento traicionaron su alma. “Con deseo he deseado vehementísimamente he anhelado comer esta Pascua con vosotros”. ¿Cuál? Las dos: la pascua eucarística y la pascua sangrienta que son en el fondo la misma pascua de dolor y de amor. ¿Qué encanto divino encontraba Jesús en el abismo de su sacrificio? La alegría es el perfume del amor y la suprema alegría debe brotar de la suprema satisfacción del amor supremo. El amor supremo es sin género de duda el amor de Jesús: su amor al Padre, su amor a las almas. Desde que vino al mundo comenzó a satisfacer ese amor, porque los dos son uno solo. Complacía sin cesar al Padre, salvaba sin cesar a las almas. Por eso llevaba siempre en lo íntimo de su alma el secreto de su alegría. (El Espíritu Santo)
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7
Padre Celestial; en el santo nombre de tu Hijo Jesús, crucificado por mis pecados, y en el Amor del Espíritu Santo, vengo muy humildemente ante ti, con dolor por mis pecados. A través de la intercesión del Inmaculado Corazón de María, te ofrezco el sacrificio de Jesús en la cruz, el cual vivo cuando lo recibo en la Santa Eucaristía.
Señor Jesús crucificado; te hablo humildemente, en la presencia de Nuestra Bendita Madre María. Reconozco que tu sufriste mucho por mí y por todos, y que estamos endeudados contigo para siempre.
Señor; aprecio mucho tus sufrimientos por mí y por el resto de la humanidad.
Te agradezco el haberme salvado a través de tu dolor aplastante, a través de tus tantas heridas, a través de tu extremo cansancio y agonía y a través de tu Preciosa Sangre derramada con tanto dolor y amor por nosotros; a través de tu dificultad para respirar, a través de tu sudor y lagrimas, a través de tu paciencia misericordiosa, a través de cada esfuerzo que tu hiciste y a través de tu ofrecimiento total por mis pecados y por los pecados del mundo entero.
Señor a veces me quejo cuando tengo un pequeño infortunio, o una herida o cuando estoy enfermo o cansado, o rechazado, o despreciado o condenado. Pero tu cuerpo entero fue cubierto con heridas dolorosas; fuiste perforado con dolor por la corona de espinas, tu fuiste despojado de tu carne con la flagelación, fuiste insultado con terribles blasfemias, fuiste escupido, fuiste humillado, fuiste infligido nuevamente con heridas sobre tu herido hombro por el peso aplastante de la cruz, tu fuiste herido nuevamente sobre tus heridas por el despojo brutal de tus vestiduras, fuiste perforado dolorosamente por lo clavos en la cruz, fuiste colgado sobre la cruz para sangrar dolorosamente hasta tu muerte, sufriste asfixia a medida que te resultaba mas doloroso respirar, pero tu agonía física no se comparaba con tu agonía espiritual porque Tu eres Dios, y tu alma santa sufrió con pena mientras tu entregabas tu vida a cambio de nuestra vida eterna.
Tu viste la ingratitud de los hombres por tu gran sacrificio, y sufriste por el orgullo de nuestros pecados, por la agresividad de los que tu creaste con tanto amor, por el odio de los hombres que reciben siempre todo tu amor si tan solo vienen a ti.
Mi Señor Jesús crucificado, vengo humildemente ante ti, eterna fuente de sanación y de vida, Poderosa fuente de nuestra Resurrección, alimento para nuestras almas en la Sagrada Eucaristía, refugio eterno de la Luz Divina, puerta a la Majestad y Gloria del Padre y de nuestra única esperanza y salvación.
Divino Señor Misericordioso, ruego y suplico a nombre de toda la humanidad por tu misericordia y compasión, por tu sanación y bendiciones y por tu Salvación.
Oh, Precioso tesoro del Cielo, Tu que te ocultas al orgulloso, llena mi corazón de humildad y de pureza para poder ser digno de recibir las promesas de la vida eterna en Tu Gloria con el Padre y el Espíritu Santo. Amen.
Señor en tu Sagrado Corazón coloco mi corazón unido a todas mis necesidades y mis deseos, te presento humildemente mis peticiones, por favor dígnate a escuchar mi súplica, abrázame con tu amor, responde a mi alma, mírame como tu hijito que viene atraído por tu amor.
Mi Señor Jesús; En tu cuerpo crucificado yo coloco reverentemente mi pecado, mis enfermedades y las de la gente por quien ruego; puesto que tu sufriste por nuestros sufrimientos y pagaste por nuestros pecados. Disuélvelos por favor en tu misericordia; concédeme estas peticiones en tu nombre santo y en el nombre de tu dolorosa madre, mi madre. Amen.
Señor Jesús crucificado; te hablo humildemente, en la presencia de Nuestra Bendita Madre María. Reconozco que tu sufriste mucho por mí y por todos, y que estamos endeudados contigo para siempre.
Señor; aprecio mucho tus sufrimientos por mí y por el resto de la humanidad.
Te agradezco el haberme salvado a través de tu dolor aplastante, a través de tus tantas heridas, a través de tu extremo cansancio y agonía y a través de tu Preciosa Sangre derramada con tanto dolor y amor por nosotros; a través de tu dificultad para respirar, a través de tu sudor y lagrimas, a través de tu paciencia misericordiosa, a través de cada esfuerzo que tu hiciste y a través de tu ofrecimiento total por mis pecados y por los pecados del mundo entero.
Señor a veces me quejo cuando tengo un pequeño infortunio, o una herida o cuando estoy enfermo o cansado, o rechazado, o despreciado o condenado. Pero tu cuerpo entero fue cubierto con heridas dolorosas; fuiste perforado con dolor por la corona de espinas, tu fuiste despojado de tu carne con la flagelación, fuiste insultado con terribles blasfemias, fuiste escupido, fuiste humillado, fuiste infligido nuevamente con heridas sobre tu herido hombro por el peso aplastante de la cruz, tu fuiste herido nuevamente sobre tus heridas por el despojo brutal de tus vestiduras, fuiste perforado dolorosamente por lo clavos en la cruz, fuiste colgado sobre la cruz para sangrar dolorosamente hasta tu muerte, sufriste asfixia a medida que te resultaba mas doloroso respirar, pero tu agonía física no se comparaba con tu agonía espiritual porque Tu eres Dios, y tu alma santa sufrió con pena mientras tu entregabas tu vida a cambio de nuestra vida eterna.
Tu viste la ingratitud de los hombres por tu gran sacrificio, y sufriste por el orgullo de nuestros pecados, por la agresividad de los que tu creaste con tanto amor, por el odio de los hombres que reciben siempre todo tu amor si tan solo vienen a ti.
Mi Señor Jesús crucificado, vengo humildemente ante ti, eterna fuente de sanación y de vida, Poderosa fuente de nuestra Resurrección, alimento para nuestras almas en la Sagrada Eucaristía, refugio eterno de la Luz Divina, puerta a la Majestad y Gloria del Padre y de nuestra única esperanza y salvación.
Divino Señor Misericordioso, ruego y suplico a nombre de toda la humanidad por tu misericordia y compasión, por tu sanación y bendiciones y por tu Salvación.
Oh, Precioso tesoro del Cielo, Tu que te ocultas al orgulloso, llena mi corazón de humildad y de pureza para poder ser digno de recibir las promesas de la vida eterna en Tu Gloria con el Padre y el Espíritu Santo. Amen.
Señor en tu Sagrado Corazón coloco mi corazón unido a todas mis necesidades y mis deseos, te presento humildemente mis peticiones, por favor dígnate a escuchar mi súplica, abrázame con tu amor, responde a mi alma, mírame como tu hijito que viene atraído por tu amor.
Mi Señor Jesús; En tu cuerpo crucificado yo coloco reverentemente mi pecado, mis enfermedades y las de la gente por quien ruego; puesto que tu sufriste por nuestros sufrimientos y pagaste por nuestros pecados. Disuélvelos por favor en tu misericordia; concédeme estas peticiones en tu nombre santo y en el nombre de tu dolorosa madre, mi madre. Amen.
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