Historia, pregunta formulada por Aranza23k, hace 8 meses

Oportunidades sociales políticas y de trabajo de los Mulatos en Nueva España ​

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Dibertite Leyendo :v

Políticas de control social para negros, mulatos y pardos libres durante el siglo XVII

CÁCERES RINA

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En el periodo colonial temprano es posible observar una importante movilidad e interacción entre los diferentes grupos que componen la sociedad y una intensa actividad jurídica desplegada por la Corona española con el fin de controlarlos y hacerlos sujetos de tributo.

Si bien es cierto el sistema corporativo colonial supuso la división de la sociedad en dos repúblicas, la indígena y la española, con el objetivo de controlar el poder y los mecanismos de acceso a él, importantes grupos de población como los mestizos, mulatos, negros y pardos libres quedaron al margen de estas estructuras básicas.

Por ello, a lo largo del siglo se dictó una serie de normas y políticas, con un modelo corporativo casi siempre en mente, con el fin de regular la mano de obra, los impuestos y el espacio geográfico. Los resultados fueron muy diversos porque su aplicación varió según el período histórico, la región y las características específicas de cada gobierno virreinal; sin embargo, un estudio de las disposiciones legales emitidas durante el siglo XVII acerca de la población libre de ascendencia africana nos permite inferir los principales problemas que enfrentaban las autoridades coloniales en política de control social y económico. En este trabajo nos referiremos a tres de ellos.

Ya desde el siglo anterior las autoridades habían manifestado una permanente preocupación por el crecimiento de la población africana y afromestiza libre en Hispanoamérica, más visible a medida que la población indígena decrecía.

Algunos africanos y afromestizos libres procedentes de España, debieron de llegar con los primeros conquistadores a tierras americanas, pero serían la huida, la manumisión y el cimarronaje de cientos de esclavos llevados a Veracruz, Cartagena, Panamá/Perú, Río de la Plata y Brasil durante los siglos XVI y XVII, engrosarían los grupos de “desplazados”, personas que transitaban de un lugar a otro tanto geográficamente como en la estructura social, sin tener una adscripción fija en la estructura corporativa colonial.

La manumisión no fue extraña en la temprana historia de la población afroamericana, de hecho fue una práctica ya común que se lograba a través de la compra de la libertad por parte del esclavo o de su padre, muchas veces español o mestizo, quien tenía prioridad a la hora de la venta. También se lograba por “la gracia” (otorgación) del amo como “retribución” por el trabajo, afecto o por vejez del trabajador que ya no cumplía con la misma eficiencia de antes.

A mediados del siglo XVI una disposición relativa a los siervos de la Europa medieval, y que por confusión fue aplicada en algunos casos a los trabajadores en condición esclava, habría permitido que algunos hijos de esclavos, por el hecho de ser hijos de padres casados, fueran liberados.1

Pero al parecer sería la huida la estrategia que explicaría el elevado número de africanos y afromestizos libres. El imperio español no tenía la capacidad de controlar a toda la población que crecía y se multiplicaba en las Américas. Muchos huían de forma individual escondiéndose en las ciudades mas pobladas o en territorios alejados de los grandes centros de poder. Otros huían colectivamente y conformaron importantes grupos de cimarrones cuyo éxito puso en jaque a muchas de las autoridades coloniales, quienes recurrieron a toda suerte de castigos para sancionar a todo aquel que diera abrigo a los huidos. Tanto españoles como negros e indios ocultaron a muchos de ellos en sus haciendas y pueblos. Las penas para los infractores fueron duras:

siendo español […] 100 pesos, y por la segunda 200 pesos y destierro perpetuo […] siendo cacique, por la primera vez le trasquilen, y por la segunda pierda el cacicazgo, y siendo otro cualquier indio […] doscientos azotes, y siendo negro cautivo, le sean dados por la primera vez cien azotes por las calles públicas de la ciudad, y por la segunda le capen, y por la tercera caiga […] por muerte natural, y siendo negro libre, por la primera vez […]cien azotes y por la segunda le ahorquen de manera que muera naturalmente.2

El problema del control se hizo más complejo en la medida en que aumentaba la cantidad de mulatos y azambaigados, reportados por las autoridades a inicios del siglo XVII, y que revelan la existencia de un fuerte mestizaje heredado del siglo anterior. Muchas resoluciones se dictaron para impedir las uniones entre indígenas y españoles, entre africanos y españoles, pero tal vez fueron mayores las dictadas para impedir las uniones entre indígenas y africanos o afroamericanos.


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