Arte, pregunta formulada por lauravfj, hace 5 meses

Obras sincretistas y ejemplos

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Contestado por mamasusanita
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Se denomina sincretismo al proceso cultural en el que dos tradiciones, doctrinas religiosas e incluso prácticas lingüísticas se entremezclan, conciliando sus contenidos diferentes. Generalmente se da en términos de fusión y asimilación, obteniendo así un producto cultural totalmente nuevo, aunque con signos más o menos evidentes de los iniciales.

El sincretismo se da en muchos términos, generalmente en los aplicables a los aspectos culturales del ser humano: las costumbres, la religión, el arte, la lengua y e incluso la política. Pero en principio, puede haber tantos casos de sincretismo como hibridaciones posibles pueda haber en cualquier ámbito de la cultura y la sociedad humana.

Sincretismo cultural

El sincretismo cultural tiene que ver con el ámbito más general de las sociedades, es decir, sus culturas. Cuando dos o más pueblos están forzados a convivir, o cuando les conviene más convivir que separarse, se produce una lenta fusión de culturas.

En un principio puede crearse una cultura de frontera. Cuando dos naciones están separadas pero en contacto frecuente, se crea con el tiempo una cultura que responde parcialmente a ambas, en la medida en que se van hibridando.

Esto también puede ocurrir a la fuerza, cuando una cultura conquista a otra. Al someterla, puede obligarla a emplear sus referentes culturales: su religión, sus formas de ver el mundo, su lengua. Sin embargo, la cultura sometida no desaparece sin más, sino que se infiltra en la primera. Luego de un largo período de tiempo, surge una cultura totalmente nueva.

Un claro ejemplo de ello tuvo lugar cuando la civilización romana invadió la Antigua Grecia. Al encontrar una cultura tan vasta y rica, procedieron a copiarla, aunque reemplazando los nombres griegos por latinos. Así, Zeus pasó a llamarse Júpiter, Hermes se llamó Mercurio, etc.

El más claro ejemplo de sincretismo cultural del mundo entero tuvo lugar en América, el continente invadido por los españoles en el siglo XV. La sociedad colonial imponía a la fuerza el modo español y perseguía o miraba con malos ojos las costumbres locales del indígena.

A eso se debe sumar la llegada de la población africana, especialmente al Caribe, que trajo consigo un amasijo de culturas africanas. Eran diversas entre sí pero se amalgamaron por la esclavitud a la que estaban sometidas.

Con el paso del tiempo, los aportes africanos e indígenas, invisibilizados en la colonia, se fueron haciendo sentir. Llegaron a producir una cultura mestiza totalmente distinta de la de España, que hoy en día se conoce como el crisol de razas.

Por eso América Latina se caracteriza por una lengua española distinta, unas prácticas cristianas distintas, una sociedad racialmente diferente. En su gastronomía, música y literatura se observa una cultura mestiza.

Estudiosos sobre el tema han dedicado valiosos aportes dirigidos a dibujar un retrato de nuestra identidad; Según Rodó (1976: 3), el ideal de ésta se materializa metafóricamente en el Ariel de Shakespeare, personaje intelectual y poético de su obra La Tempestad “la parte noble y alada del espíritu” pero que es un esclavo de Próspero. La propuesta de Rodó consiste en volver a las raíces europeas, a través de la refinada educación de los jóvenes y cubrir, de alguna forma, nuestros orígenes negros e indígenas para sumergirnos en el llamado primer mundo (o la realidad de Próspero). Contrariamente, Fernández Retamar (1973) y Aimé Cesaire (2000) consideran que somos más como Calibán, otro protagonista también esclavo pero caníbal y medio primitivo, aguerrido y sublevado, a pesar de su condición. De tal manera que Calibán “representa al hombre común”, al mestizo rebelde, quien “tuvo que aprender la lengua de su amo, para poder maldecirlo”. Diversos autores, entre estos García Canglini (1996), nos conciben como un pueblo híbrido; en otras palabras, somos a la vez Ariel y Calibán. De modo que ser latinoamericano representa tener, al menos, dos caras en una misma medalla.

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