Nuestro continente ha crecido en la dificultad. Es verdad que la vida no ha sido fácil para nosotros. Asumimos por una compleja red de causas históricas el desafío del mestizaje y ha sido un arduo desafío. Crecimos en un continente que por mucho tiempo, como una anómala forma de la geometría, tuvo su centro afuera. Aprendimos a miramos cada vez desde fuera de nosotros mismos, a juzgarnos desde lo que no éramos, a ver lo extraño en la fisonomía de nuestros herma- nos. A sentir familiares las cosas distantes y distantes las cosas familiares Vimos a nuestras razas mixtas surgir de las entrañas de unas guerras despiadadas, de las que siempre sentimos vergüenza. Aprendimos a avergonzarnos de nuestra ociosidad, de la ociosidad heredada de nuestros antepasados ingenuos que hacían pájaros y ranas y saltamontes con el oro que sabían cambiar en poder los banqueros alemanes, los Reyes españoles, los piratas ingleses (…)
(…) ¿Cómo saber qué es este mundo nuestro? Algo conocemos de su pasado, algo de su pre- sente, algo del sueño de sus grandes hombres, algo de la música de sus poetas, algo de las pro- puestas de sus sabios. Desde las nocturnas ciudades fosforescentes, no sabemos ya si la historia lleva un rumbo preciso, si avanza en alguna dirección o si contemplarla, como decía el filósofo, es mirar un espectáculo tan azaroso como las modificaciones de las nubes o como la estela de espuma que dejan las embarcaciones por el Paraná. Aquí no nos interesaron nunca los sistemas: la vida es demasiado compleja para soñar que unos cuantos esquemas la resuelvan: pero la pasión de vivir está aquí en cada calle, en cada cuerpo. Día a día sentimos que pertenecemos más al mundo, que somos contemporáneos del género humano, y que un mismo futuro se cierne sobre todo el planeta.
Y hay algo que cada vez es más evidente y que es necesario repetir: la América Mestiza, que no existe como una unidad política y que por siglos ha sido negada como una unidad económica, es, culturalmente, una nación (…)
(…) Nuestra cultura está alcanzando su madurez, pero es evidente que estamos asistiendo a un comienzo, y podemos esperar grandes cosas de ese abigarrado tumulto de sueños y de experiencias que es hoy la América Mestiza. En esa lista de creadores y artistas, que sería inagotable, puede indagar cualquier hijo de nuestra América, pero es más importante que todos nos sintamos parte de ese proceso de creación, que crezca esa apasionada toma de conciencia de nuestra importancia para el mundo.
Tomado de: América Mestiza: El país del futuro. William Ospina. 1994. Bogotá.
A partir de la lectura responde:
¿Cuáles son las características del continente americano que señala el texto?
¿Qué significa América Mestiza, para el autor?
¿Cuál es tu opinión y análisis frente a lo que plantea el autor?
Ayuda se que esta largo pero algun heroe
Respuestas a la pregunta
Explicación:
¿Cuáles son las características del continente americano que señala el texto?
repuesta:
América es un continente que ocupa gran parte del Hemisferio Occidental de la tierra. Se extiende desde la latitud 83º Norte hasta la 56º Sur. ... Está rodeado por tres grandes océanos que limitan entre sí; el océano Glacial Ártico por el Norte, el océano Atlántico al Este y el océano Pacífico al Oeste.
¿Qué significa América Mestiza, para el autor?
respuesta:
Este libro, del escritor colombiano William Ospina, es la evocación de una utopía americana que propone ignorar las convenciones de las fronteras nacionales para crear un espacio común, una identidad continental privilegiada. Este libro afirma la existencia de elementos culturales tan ricos y determinantes que permitirían redefinir el futuro de esta América mestiza creando una comunidad de naciones con un dinámico intercambio social y ajustada a las tendencias del mundo actual, donde la globalización es ya un determinante insoslayable. El libro se estructura en cinco niveles "naturaleza y geografía, historia, etnias y tradiciones, cultura, y unión continentalñ, que convergen en el propósito de fortalecer la conciencia de nuestras posibilidades. Para finalizar, el autor señala que el equilibrio entre el estímulo a la prosperidad material y al avance humanístico es un imperativo de la unificación, ya que es hacia su gente hacia donde el auge empresarial debe encauzar los mejores recursos si aspira a consolidar la dignidad de sus pueblos.