Nuestras celulas se comportan como nosotros y tienen una vida como la nuestra. ¿Y si nosotros somos las celulas de un animal y no lo sabemos?
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
es posible.
Explicación:
Ciencias como la epigenética y la física cuántica sacuden los fundamentos de la vida que creíamos conocer.
Empecemos por analizar lo que somos.
Los átomos forman la totalidad del mundo físico que conocemos, incluyendo cada célula de nuestro cuerpo. El núcleo del átomo lo forman protones y neutrones y a su alrededor giran los electrones.
¿Como un sistema planetario?
Sí, y como en el sistema solar una enorme distancia separa los electrones del núcleo; eso significa que el mundo material se compone principalmente de vacío.
Entonces nosotros también estamos constituidos principalmente de vacío.
Rotundamente sí. Y recientemente se ha descubierto que en el interior del átomo existen otras partículas subatómicas formadas por pequeñas cuerdas de energía que vibran (teoría de las cuerdas), es decir que no estamos formados por partículas físicas: La materia parece ser una ilusión.
Eso nunca lo he entendido.
Ya lo dijo Einstein: el mundo físico no es sino una manifestación del mundo inmaterial. Emociones y pensamientos generan ondas que pueden materializarse en el mundo físico. Piense en los nuevos videojuegos que se controlan con la mente: el casco de electrodos sirve como una interfaz para convertir la información mental en órdenes.
¿Qué nos dice la epigenética?
Que el ADN de las células se adapta al entorno (bioquímico, social, ambiental, emocional, electromagnético...), de manera que podemos modificar nuestro ADN, porque el entorno inmediato de nuestras células somos nosotros mismos.
¿Somos un micromundo?
Vemos nuestra piel como algo sólido que nos separa de lo demás, pero en realidad nuestras células, átomos, piel y cuerpo interactúan con el universo.
Muy poético. ¿Puede explicármelo?
Todo, materia incluida, se compone de haces de energía que vibran. Las vibraciones son información codificada organizada en sistemas. Las moléculas forman la célula, las células, órganos; los órganos, sistemas (locomotor, digestivo, respiratorio), y los sistemas, el ser humano. Los humanos forman poblaciones que componen el planeta, los planetas forman el sistema solar, los diferentes sistemas solares forman galaxias...
¿Como muñecas rusas?
Exacto: cada pieza del universo ya contiene en sí misma el mundo en el que se refleja a pequeña escala. Somos un todo y todo está interconectado. De hecho, la física cuántica ha demostrado que nuestros más pequeños componentes se comunican entre sí con el resto del universo al mismo tiempo. Es el fenómeno del entrelazamiento cuántico.
¿Pero de qué nos sirve comprenderlo?
Los sentidos nos crean la ilusión de que vivimos en un mundo material, y así nos convertimos en prisioneros de ese mundo construido por nosotros mismos y perdemos capacidades esenciales como la de regenerarnos.
Es teoría.
El doctor Meryl Rose injertó en salamandras tumores cancerosos y luego amputó los miembros enfermos. Las extremidades volvieron a crecer a los pocos días y no quedaba ni rastro de células negativas. Hay una fuerza transmitida a través de los nervios que actúa milagrosamente y cura el cáncer.
Hay muchos científicos investigando ese tema, puede que algún día...
Otro fenómeno interesante es la resonancia: cuando se tañe la cuerda de una guitarra las otras vibran con la misma frecuencia sin que nadie las toque. La resonancia es un medio de comunicación instantáneo. Transmitimos nuestros pensamientos a nuestras células por ese principio, y eso afecta a nuestro entorno y a todo nuestro cuerpo, incluido el ADN.
¿Qué otras informaciones debemos incorporar?
La glándula pineal es nuestro reloj interno, nuestro detector de luz: después de haber estado expuestos a la luz, segrega melatonina, la hormona reguladora del sueño. Es decir que lo que regula la producción de la hormona, una molécula, es la luz, lo inmaterial.
El cáncer es una enfermedad multifactorial.
Pero las características determinantes que nos predisponen al cáncer son la desesperación y la represión de las emociones. Para prevenirlo deberíamos aprender a tomarnos las cosas mucho menos en serio. Gestionar la mente es probablemente la mejor protección contra el cáncer.
¿Cuáles son sus conclusiones?
La célula también reacciona al sufrimiento según un modo de supervivencia. El cáncer se produce cuando el equilibrio celular está en peligro. Ahora sabemos que el mundo físico es la punta del iceberg de un mundo esencialmente inmaterial. Pero el ego, que controla el funcionamiento social, nos impide comprenderlo en su amplitud. Fíjese...
Dígame.
Es interesante observar que las células cancerosas, desligadas de su entorno, se comportan de manera similar al ego.