Nombrar características del reinado de Luis XIV
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Luis XIV consiguió crear un régimen absolutista y centralizado, hasta el punto que su reinado es considerado el prototipo de la monarquía absoluta en Europa.
Incrementó el poder e influencia francesa en Europa, combatiendo en tres grandes guerras: la Guerra franco-neerlandesa, la Guerra de los Nueve Años y la Guerra de Sucesión Española.
La protección a las artes que ejerció el soberano Luis XIV fue otra faceta de su acción política. Los escritores Moliére y Racine, el músico Lully o el pintor Rigaud resaltaron su gloria, como también las obras de arquitectos y escultores. El fastuoso Palacio de Versalles, fue la culminación de esa política. Versalles fue el escenario perfecto para el despliegue de pompa y para la sacralización del soberano.
En un intento de aumentar más su dominio en Europa, Luis XIV reforzó el galicanismo, una doctrina que limitaba el poder papal en Francia. El rey obtuvo el poder de promulgar leyes eclesiásticas y todas las reglas papales eran inválidas en territorio francés sin el consentimiento real.
Luis creía que para mantener la unidad nacional debía antes conseguir la unidad religiosa. Así llevó a cabo la persecución de los hugonotes, la expulsión de los judíos de las colonias francesas y la conversión de los protestantes al catolicismo. También se prohibió la práctica de cualquier religión, excepto del catolicismo. Esto tuvo consecuencias políticas y diplomáticas, principalmente en los países protestantes, en los cuales se creó un sentimiento antifrancés.
Como resultado de las victorias militares así como los logros culturales, Europa admiraría a Francia y su cultura, comida, estilo de vida, etc.; el francés se convertiría en la lingua francapara toda la élite europea
Explicación:
Lo que está en negritas es el resumen, por si gustas enlistarlas, el resto es la explicación de cada una. =)
Luces y sombras de un reinado
Traspasado de glorias y catástrofes, los excesos del reinado de Luis XIV de Francia, sobre todo en lo que a la guerra se refiere, fueron terribles. Sin embargo, a pesar de las dificultades y de los errores y del éxito relativo de la política de prestigio, Francia consiguió ponerse a la cabeza de las naciones europeas. El resultado más duradero del reinado fue el desarrollo del absolutismo administrativo. El estado obtuvo un poder de intervención, de decisión y de iniciativa que sometía con progresiva eficacia a todos los súbditos a una autoridad ejercida en nombre del rey, pero que partía en realidad del Consejo y de sus ministerios y que los intendentes aplicaban en las provincias. Las instituciones provinciales y municipales perdieron gran parte de su autonomía en beneficio del centralismo monárquico.
Luis XIV de Francia
Luis XIV asimiló de los ideólogos de la monarquía absoluta, como Jacques Bossuet, la concepción divina del poder regio. El rey se consideraba el ejecutor de la voluntad de Dios en la tierra. Profundamente empapado de estas convicciones y habiendo asumido los deberes que implicaban, Luis XIV se esforzó con denuedo por extender su poder a todos los confines de su reino y de dotarse de un halo de gloria que elevase su majestad hasta el cielo. Fue un trabajador incansable, lo que le permitió imponer un control hasta entonces inusitado sobre la vida política y administrativa del reino, sobre la sociedad, la cultura y la religión. En lo exterior aprovechó sagazmente la debilidad de la Casa de Austria, en franco declive a fines del siglo XVII. Ello le permitió difundir con éxito por Europa la idea de que Francia era la nueva gran potencia mundial, guiada por una dinastía que él hacía remontar falazmente hasta Carlomagno. Su audacia al proclamarse el monarca más poderoso con una ostentación ofensiva para el resto de monarquías, y la alarma que sus ambiciones despertaban en el resto de las potencias, acabarían desbaratando los sueños de gloria del Rey Sol.
Símbolos de la monarquía absolutista de Luis XIV son el inusitado esplendor de la vida cortesana y la magnificencia de Versalles. El rey organizó un culto cortesano a su persona como método de proclamación pública de su grandeza. Para Luis XIV las fiestas y ceremoniales eran parte central de los asuntos de Estado y escribió: "al pueblo le gusta el espectáculo. Por él conservamos su espíritu y su corazón". En el ritual de la corte, a menudo el rey aparecía disfrazado de sus personajes favoritos: Marte, Apolo, el Sol... Esta ostentación era, más allá del derroche, un sistema eficaz de domesticación de la nobleza. El rey invitaba a los nobles a vivir en la corte, seduciéndolos con la posibilidad de obtener mercedes y de disfrutar de los placeres cortesanos, empujándoles a malgastar sus herencias en gastos suntuarios, lo que hacía que dependieran cada vez más de la privanza regia. Fue necesario ampliar los órganos domésticos de la corte para dar cabida a los aristócratas que buscaban mantenerse en el círculo cortesano. Los nobles fueron desposeídos del poder político a cambio de las añagazas del culto monárquico.
Bajo su férula, Francia alcanzó cotas desconocidas hasta entonces. Sustituyó a Italia en la vanguardia de la creación artística gracias al impulso dado a las artes desde la época de Luis XIII y Richelieu. Luis XIV llevó el arte francés a su cenit: Corneille, Racine y Molière en el drama, Le Brun y Mignard en la pintura, Louis Le Vau y Hardouin-Mansart en la arquitectura. A semejanza de la Academia francesa, que velaba por la pureza de la lengua, fueron creadas otras academias: la de las Inscripciones o Pequeña Academia (1663), dedicada a las medallas y a las inscripciones epigráficas; la de Pintura y Escultura (1664), la de Ciencias (1666) y la de Arquitectura (1671). La gloria personal del monarca fue fuente inagotable de inspiración para los artistas. Luis XIV se convirtió en Apolo o en Alejandro Magno en las obras de Le Brun, como encarnación de la majestad legendaria. Fue esta la época de la creación de un estilo verdaderamente francés, el clasicismo, surgido de la transformación del arte italiano penetrado de los ideales del despotismo monárquico.
Junto a Colbert en la Academia de Ciencias
Medio siglo después de la muerte de Luis XIV, Voltaire se confesaba fascinado por la voluntad de poder y el sentido de la majestad de este soberano. Al filósofo ilustrado se debe la famosa locución "el Siglo de Luis XIV", utilizada de forma recurrente para denominar la época del absolutismo monárquico. Para la historiografía heredera de la Revolución Francesa, sin embargo, Luis XIV se convirtió en el símbolo del despotismo salvaje y militarista.
El absolutismo monárquico
violaciones territoriales cometidas contra los dominios hispánicos.
Michel Le Tellier