Religión, pregunta formulada por camilei1206, hace 1 año

nombra diez cualidades de los laicos

Respuestas a la pregunta

Contestado por AlonsoPava123
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Respuesta:

Explicación:

1. Que busquen sobre todo la vida de oración, entendida como una relación de amistad con Dios a lo largo de la jornada; una relación estable, un estado. La oración no como algo paralelo a la vida cotidiana, sino como su condición de criatura que se relaciona con su Creador, de hijo que trata con su Padre, de pecador que ama a su Salvador, de caminante que escucha y se deja ayudar por su Guía. La oración es trato directo con el Dios vivo. La relación con Dios es mucho más profunda y va mucho más allá que una actividad que dure 5, 15 ó 30 minutos al día. La vida de oración es cuestión de identidad.

2.Que la jornada sea búsqueda y hallazgo de Dios a lo largo del día, descubrimiento continuo de una Presencia omnipresente. Esto lo permite la audacia y la condescendencia de Dios que nos sale al paso en todas partes y que se revela en todas las cosas. Así la vida de oración será escucha atenta capaz de descubrir en todo la voz de Dios que nos dice que nos ama y del Espíritu Santo que nos muestra el camino. La vida de oración será mirada pura y penetrante capaz de reconocer en todo los rasgos del Autor. Todo es transparencia de la presencia de Dios, todo es voz que comunica la Palabra: el alba, la luz, el trabajo, las personas, las voces, los silencios, los árboles, las nubes, la lluvia, la comida, las ideas, loséxitos, los fracasos, las sonrisas, las tristezas, las caricias, las heridas, la oscuridad, las estrellas. "Porque lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: supoder eterno y su divinidad, de forma que son inexcusables." (Rm 1,20).

3. Que busquen espacios de silencio y soledad, tiempos fuertes reservados y dedicados exclusivamente al encuentro consigo mismos y al trato de amistad con Jesucristo. Que para ello busquen o se hagan un tiempo diario para Dios, en un lugar que favorezca elrecogimiento y libre de interrupciones. Es difícil y exigente, pero indispensable. En un principio cuesta, pero luego se convierte en una necesidad. Requiere orden, disciplina, mortificación y constancia, pero si no quiere morir de hambre tiene que darse tiempo para comer: "He aquí que yo estoy a la puerta y llamo: si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo." (Ap 3,20) El silencio exterior será el camino para hacer silencio interior y descubrir la presencia de Cristo en su corazón, por la gracia.

4.Que encuentren en la meditación una respuesta a la intensidad de la vida, a la dispersión mental y al reclamo profundo del corazón. En medio de tanto ruido, tantos estímulos, tantas prisas y presiones, la oración personal se convierte para el laico en una necesidad. La oración no debería verse como algo más que meter a presión en un horario ya de por sí saturado, como una carga o compromiso, sino como descanso y liberación, remanso de paz, fuente de inspiración para seguir adelante.

"La meditación es una forma de oración que ha suscitado un creciente interés en los últimos años, porque parece ofrecer un contrapeso frente a la agitación de la existencia contemporánea: una auténtica medicina que, partiendo del interior, del corazón, promete curar al hombre, liberarle del stress cotidiano y darle la paz interior." (Card. Ratzinger, Introducción a la carta "Orationis Formas")

5.Que su meditación sea encuentro con un Amigo que llevan dentro, como acogida de Aquél que les amó primero, como trato natural con un Compañero cercano, con un Padre que mendiga atención, con un Amor rico en misericordia, fiel y duradero. La meditación es encuentro personal con Quien está siempre pensando en mí, que nunca jamás me abandona ni me suelta aunque le falle o no le ponga atención, con el Dios que me escruta y me conoce, para quien todas mis sendas le son familiares (cfr. Salmo 139), que es misericordioso aunque le ignore o le rechace, que habita en mi corazón como dulce huésped del alma. Que en ese encuentro diario hallen respuesta a la búsqueda mutua de fidelidad e intimidad: la de Dios y la suya propia.

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