Nivel Ideologico del poema de Rosario Castellanos(dialogo del sabio y su discipulo)
—Cuando decimos "yo"
nos atamos al cuello una vocal redonda,
una cuerda de ahorcar; nos taladramos
la nariz con un aro como el que rige al buey;
nos ceñimos grillete de prisionero.
Círculo de exclusión, rómpelo, sáltalo.
Tus ojos son poliédricos como los de la avispa.
Cuando lo miras tú se quiebra el mundo.
Pero los cielos narran lo que saben:
"El tiempo no es la Tenia que añade día a los días.
Su transcurrir continuo, su historia, es la de un río."
Y los del coro cantan:
"Aquí y allá; los cuatro
puntos; las dieciséis atmósferas; los siete
mares, los veinte climas,
lo numerable, en fin, es uno y único".
No estás solo y aparte.
Tú le dueles a Dios; el universo
se hace pequeño en ti; se hace ciego, borracho.
Y loco.
Algo te roban si una estrella cae.
Tu furia tiene hocico de tigre; tu memoria
cabeza de elefante y tu curiosidad
pescuezo de jirafa.
¿Dónde, para apuntar la flecha, está tu centro?
¿En quién te va a matar la muerte?
—En los que amo.
Porfavor.
Respuestas a la pregunta
Explicación:
El primero que me habló de Basilio Fernández fue Antonio Gamoneda. En realidad, no me habló
de él, sino que me lo regaló: un día encontré en el buzón un sobre con un libro desconocido, Poemas
(1927-1987), de un autor desconocido, Basilio, publicado por una editorial desconocida, Llibros del
Pexe, que hoy, cuando escribo estas líneas, ya ha desaparecido. Al volumen acompañaba una lacónica
nota: «Léete esto», me ordenaba. No me sorprendió ni su obsequio ni su mandato: Gamoneda
difunde a los poetas que le gustan, como ya había hecho, en mi caso, con José Vega Merino, al que
él define como «uno de sus suicidas», y como volvería a hacer con el iraquí Faik Husein, otro
desconocido, del que me enviaría, años después, las fotocopias de su único poemario publicado en
España, Las escamas del corazón, que había visto la luz en la benemérita colección «Provincia», de
León, dirigida por el propio Gamoneda. Y esa promoción es, no solo una prueba de su sincero amor
por la poesía, sino también de su humilde y constante contribución al placer compartido de la
palabra, algo que, paradójicamente, se observa en muy pocos grandes autores, quizá porque están
demasiado absortos en su propia grandeza. Pero vuelvo a Basilio, cuyo libro empecé a leer
enseguida. Y, al hacerlo, caí en la cuenta de que no me era tan desconocido como yo creía.
Recordaba vagamente que, algunos años atrás, había oído hablar de un poeta secreto, inédito en
vida, al que habían otorgado el Premio Nacional de Poesía, aunque no me acordaba de su nombre.
Recordaba también, incluso con más claridad que el propio hecho narrado, el deje de incredulidad
en la voz de quien me lo refería, como si la vida literaria española estuviese llena de hechos absurdos
como aquel, o de arcanos inexplicables. Los poemas de Basilio me revelaron enseguida que, por el
contrario, el Premio —y el aprecio de Gamoneda— estaban justificados. Su obra es deslumbrante,
aunque ese deslumbramiento no se imponga desde el principio, sino que crezca gradualmente, desde
el creacionismo lúdico y, por imitado, radical de su juventud, hasta un existencialismo virulento y
deshilachado, que se va nutriendo de sucesivas experiencias vitales y mutaciones ideológicas. El
resultado es una poesía única, en la que el metaforismo audaz, el martilleo aliterativo y la libertad
asociativa del irracionalismo se alían para expresar un pensamiento poseído por la convicción de que
se ha renunciado al propio destino y, en consecuencia, por la melancolía, amarga y desengañada, por
lo que se ha perdido, o, dicho con más justeza, por lo que se habría podido vivir y no se ha vivido.
En efecto, la obra de Basilio constituye el reflejo o la sublimación de su renuncia personal al destino
de poeta, y del dolor que esa renuncia le inflige. Tiene, pues, una fuerte impronta biográfica, porque
los hechos y las decisiones de su vida determinan la inflexión y el contenido de su poesía, y porque
sus circunstancias personales se transparentan en un amplio abanico de símbolos y analogías, e
incluso de opciones léxicas. De él se ha escrito que es un autor sin biografía, quizá porque no se ha