Castellano, pregunta formulada por silvana40ospval, hace 1 mes

nesesito el resumen del cuento la cuarta pata capitulo uno
el corazón
para hoy porfa es urgente ​

Respuestas a la pregunta

Contestado por paularealgonzalez
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RESUMEN CAPITULO UNO : El corazón

El único modo de internarnos en la selva era caminar por el sendero que seguíamos. El movimiento de los árboles y una brisa caliente con gusto a tierra zarandeaban la red delicada tejida por la araña. -Pero Vero, es una telita... Ni siquiera se ve la araña Juan habló mientras veía los rayos de sol que se filtraban por la red. -Una telita, una telita... Debe tener como un me tro de ancho-murmuró Sebastián.

-¿Qué? ¿A vos también te da miedo? -Juan miró a su hermano. -¡Obvio! ¡Esa tela es más grande que la ventana de nuestro cuarto! ¿¡Mirá si aparece la araña!? -Y vos, ¿por qué no la cruzás si sos tan canche ro? -preguntó Micaela mientras avanzaba por el sendero sin mirar hacia arriba. Animados por Micaela, pasamos uno tras otro por debajo de la telaraña, como si tuviéramos que pagar entrada a la selva. La selva subía por el morro sin tregua ni descanso.

El sendero es trecho que nos llevaba, rojo anaranjado, contrastaba con el verde intenso de los helechos y los árboles. La selva tenía tanto sonido como el mar que nos esperaba al pie del morro.

-A ver, esperen que me fijo -dijo Vero abriendo un mapa. Según el mapa faltaban unos seiscientos metros para llegar a «El Corazón».-Porque es el centro de la selva, Sebas-le res pondió Juan como si supiera. -No, Juan, nada que ver. Mi papá me contó que se llama así porque hay un tronco de árbol con for ma de corazón -corrigió Mica. Las chicas iban ade lante, Juan las seguía de cerca y Sebas y yo, un poco más alejados.

Juan, Sebas y yo también corrimos. -Nos contó papá que este árbol fue talado dos veces. A esta altura -Mica señaló una marca profunda que dividía horizontalmente el tronco-. Le dio con un hacha.

Casi a ras del suelo, un palo de madera más clara y pulida asomaba del tronco. -¿Ese palo que sale es un hacha? -se asombró Juan. Sebas se paró sobre el mango del hacha. Era como si el tronco la hubiera apresado con sus raíces.

El palo era un trofeo de guerra de «El Corazón». Fíjense-continuó Micaela-. El tronco parece un corazón de verdad -Mica puso las ma nos en las dos partes de abajo del tronco, estos son los ventrículos, separados por la ranura verti cal que dejó el hacha. Y las raíces podrían ser las venas-agregó Vero, entusiasmada.

-Bueno, Juan, pero este tronco parece un cora zón. Cuando vi que Mica y Juan empezaban a dis cutir «porque sí», di media vuelta y caminé por el sendero hacia un claro lleno de redondeles de luz. Abrí los ojos y me encontré con otro par de ojos. Me miraban desde la rama de un árbol.

Eran ojos de felino. Éramos la selva, los ojos y yo. Sí, era un jaguar. Lo creí herido, pero no se veía sangre ni señal alguna de que el jaguar se sintiera mal.

El jaguar, luego de mirarnos uno a uno y bostezar, sin perder su elegancia se incor poró y se fue andando por encima del árbol con sus tres patas, hasta que desapareció de nuestra vista.

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