Musica, pregunta formulada por sofi6929, hace 10 meses

nesecito un resumen sobre la cancion aida urgente​

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Contestado por giovannibellido72
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Argumento

La acción tiene lugar en Menfis y en Tebas en tiempo del poder de los faraones del Imperio Nuevo de la dinastía XIX o XX.

ACTO I

El telón se alza sobre un salón en el palacio real de Menfis; al fondo un espléndido decorado de templos y pirámides. El sumo sacerdote, Ramfis, dice a Radamés que los etíopes han invadido Egipto y que la diosa Isis determinará quién debe ponerse al frente de los ejércitos egipcios. Con la esperanza de ser él el elegido, Radamés sueña con su vuelta victoriosa, para encontrarse de nuevo en Menfis con Aída, a la que ama: “Celeste Aída”. Aída, una cautiva etíope, es esclava de Amneris, la hija del Faraón. Entra Amneris, y al ver la alegría de Radamés, sospecha que ésta no viene motivada únicamente por sus sueños de gloria militar. Sus temores –porque está enamorada de Radamés– se ven aumentados con la entrada de Aída. En el trío que se produce entonces, Amneris se da cuenta de los sentimientos que unen a Radamés y a Aída.

Entra el Faraón, en procesión, con Ramfis y un grupo de cortesanos. Un mensajero da cuenta de la devastación de las tierras egipcias y de la amenaza a la capital, Tebas, por parte de los etíopes, al frente de cuyo ejército viene su rey: Amonasro.

Al escuchar este nombre, Aída exclama: “Mio padre!”; pero su exclamación no es advertida por los egipcios, que ignoran que ella es la hija de rey etíope. El Faraón declara que la diosa Isis ha elegido a Radamés para dirigir el ejército egipcio. Encabezados por el Faraón, los egipcios entonan un coro guerrero y Amneris exhorta a Radamés a volver victorioso: “Ritorna vincitor”. Ya a solas, Aída recuerda esas palabras con trágica ironía: ella se encuentra prisionera entre la lealtad a su padre, a su país y a su pueblo de una parte, y, de otra, su amor a Radamés.

La escena tiene lugar en el templo de Phta (que tiene su correlato con Vulcano, dios de la mitología romana, relacionado con el fuego y la metalurgia), donde las sumas sacerdotisas, Ramfis y la asamblea de sacerdotes y sacerdotisas invisten a Radamés con las armas consagradas.

ACTO II

Radamés ha vuelto victorioso de la campaña. Amneris, en sus aposentos, celebra la victoria. Sus esclavas moras danzan para ella. Entra Aída, y Amneris quiere saber si sus sospechas tienen fundamento. Al principio trata a Aída con delicadeza; pero pronto cambia de tono, diciéndole que los etíopes han sido derrotados, pero que Radamés ha muerto en la batalla, con lo que Aída no puede ocultar su amor y su pena. Entonces, Amneris le dice que le ha mentido y que Radamés vive, pero le señala su condición de esclava, por lo que no puede aspirar a unirse a Radamés. El dúo de las dos mujeres se une a la canción de guerra que ya se había oído anteriormente, cantada, entre bastidores, por los soldados que regresan de la lucha. Sola en escena, Aída implora la piedad de los dioses.

La escena tiene lugar en el exterior de un templo cercano a Tebas. Llega el Rey con su imponente cortejo. Después de un coro de alabanza y de acción de gracias a Isis y al Faraón, se produce una procesión esplendorosa en la que participan soldados, danzarinas, carros de combate, estandartes e ídolos. Como culminación de la ceremonia, entra en escena Radamés. El Faraón le da las gracias, ordena a Amneris que coloque sobre las sienes del guerrero la corona del vencedor y dice a Radamés que pida lo que desee.

Entran ahora los etíopes cautivos, entre los que se encuentra Amonasro, a quien Aída en seguida reconoce y abraza. Los egipcios la oyen, pero Amonasro pide a su hija que no descubra su identidad. Dice ahora a los egipcios que el rey Amonasro ha muerto en la batalla y suplica por la vida de los prisioneros; su petición es apoyada por el pueblo egipcio y por Radamés, que dice al Faraón que ésta es la merced que quiere pedirle. Los sacerdotes y Amneris se oponen a ello, pero el Faraón accede, reteniendo como rehenes –ante la insistencia de Radamés– a Aída y a su padre. El Faraón, como premio a la victoria conseguida, concede a Radamés la mano de su hija, lo que produce una gran alegría en ella y la consternación de Aída y Radamés. El conjunto final manifiesta el júbilo del pueblo y las distintas reacciones de los personajes principales.

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