necesito una novela gotica corta inventada
al que me dé una buena respuesta le doy corona
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Respuesta:
Era una fría noche de invierno. Las estrechas calles estaban a oscuras y el apagón no se restablecería hasta pasadas unas horas. Ella se deslizaba sigilosamente por las calles. Pronto llegó a los limites del pequeño pueblo. Se adentró en el espeso bosque con la luz titilante de su linterna. Se apresuró por el estrecho sendero cubierto de maleza para llegar a su pequeño caserón. En unos minutos abrió la verja que daba al siniestro jardín de su casa. Ya estaba a punto de sacar las llaves cuando advirtió un ruido a sus espaldas. Se apresuró en sacarlas pero los nervios no la dejaban concentrarse. De pronto, recordó que había dejado las llaves en otro bolso que había guardado, con las prisas antes de marcharse, en la diminuta cuadra trasera de la casa, dónde antiguamente sus abuelos encerraban a los animales.
Se sintió un poco estúpida por pensar que se había ido a toda prisa olvidando algo tan importante como las llaves. El autobús que bajaba semanalmente a la capital estaba a punto de partir y ella tuvo que correr. Ahora tuvo que hacer de tripas corazón y dirigirse hacía la parte trasera de su hogar. Caminó rápidamente, casi corriendo. Entró y en unos instantes se hizo con las llaves. Ya llegaba a la puerta de entrada. Solo le faltaba doblar una esquina de la casa y entrar cuando de nuevo el mismo sonido volvió a escucharse desde ahí.
Ella frenó en seco y un gran terror la invadió. Intentó razonar y le llevó un rato acordarse que también con las prisas se había dejado una ventana del lateral de la casa abierta. Miró hacía atrás y...¡si!, ahí estaba. Se dirigió como una flecha y entró. Guardó las llaves, se cambió, fue al baño y se dispuso a acostarse, pero recordó que debía cerrar la ventana. La cerró con un rápido sonido sordo y al cabo de unos segundos ya estaba metida dentro de su acogedora cama. Cerró sus brillantes ojos negros. Fue entonces cuando volvió a oír ese inquietante sonido.
Esta vez todavía parecía provenir de más cerca. De su propia habitación. Agarró fuertemente las sábanas y entreabrió los ojos temerosa. El sonido siguió y le pareció que se acercaba. Eran como unos pasos que quisieran ser silenciosos. Unas suelas que se escuchaban claramente en la oscuridad de la noche. Sus nervios estaban a flor de piel. Cerró los ojos con fuerza en medio de temblores. Ya no podía aguantar más aquella tensión. Deseó que todo aquello fuera una horrible pesadilla pero sabía que no era así. Cuando quiso darse cuenta, las sábanas parecieron agitarse. Sus nervios ya no le dejaron advertir que alguien las estaba apartando para introducirse, qué o quien fuera, dentro de ellas. Pero ella se dio cuenta demasiado tarde. Lo próximo que notó fue una fría respiración en su mejilla.
Nada podría haberle hecho abrir los ojos en ese momento. Las manos le dolían de hacer tanta fuerza para agarrar las sábanas, pero una gran presión fría poso sobre ellas y las apartó de allí. Fuera lo que fuese, la tenía sujeta de pies y manos, pues ese ser había enroscado sus pies en torno a los suyos y le era imposible moverlos. El fuerte latido de su corazón, parecía atraer esa cosa hacía ella cada vez con más intensidad. Finalmente, se cansó de aguantar la tensión, y la cabeza le empezó a dar vueltas. La fría respiración ahora la sentía en su cuello y, antes de desmayarse, una agonizante punzada atravesó todas las fibras de su menudo cuerpo.
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Al día siguiente despertó. Ya era noche cerrada de nuevo y estaba un poco desorientada. Pero unos nuevos instintos presentes en su nuevo cuerpo le dijeron que ya nunca más volvería a ver la dorada luz que iluminaba la tierra cuando esta se despertaba.
(este articulo no es mío, créditos a quien corresponda)
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