Necesito una idea para una historia de stopmotion, gracias
Respuestas a la pregunta
Respuesta:La historia del cine -más precisamente, la de la técnica cinematográfica- está repleta de “paternidades” en disputa. Sin ir más lejos, la propia invención del “cinematógrafo” ha sido reclamada, desde siempre, por estadounidenses y franceses.
Mientras que para los norteamericanos el padre del nuevo invento fue Thomas Edison (que en 1893 presentó su kinetoscopio), para los galos no cabe duda de que “el cine” debutó en 1895 con los hermanos Auguste y Louis Lumière.
Lo cierto es que, entre tanto descubrimiento puesto en cuestión, hay uno que, desde hace casi cien años, “enfrenta” a los Estados Unidos, Francia y España. Se trata de la técnica de rodaje denominada “paso de manivela” o, como se la conoce en inglés, “stop-motion”.
Esta técnica -bajo la que se han hecho infinidad de films a lo largo del siglo XX y que, se podría decir, es la piedra fundamental del cine de animación- consiste en registrar, fotograma por fotograma, imágenes dibujadas, marionetas, siluetas recortadas u otros objetos inanimados, para luego “simular” el movimiento de los mismos por medio de la proyección de dicho registro.
Así, se sitúa el “objeto” inmóvil frente a la cámara, se echan a rodar un par de fotogramas (o, en los equipos digitales, se graban un par de frames) para luego, con la cámara detenida, cambiar levemente el estado o la ubicación del objeto y volver a retomar el rodaje, repitiendo el procedimiento hasta terminar la secuencia programada. La proyección consecutiva de esas imágenes estáticas, da como resultado un movimiento que, obviamente, no existió durante el registro.
El mago de Montreuil
Hijo de un acaudalado fabricante de zapatos, Georges Méliès (1861-1938) decidió desoír el mandato paterno y, en lugar de procurarse una formación “comercial”, se adentró en el atrapante mundo del espectáculo. Mago de profesión y director del Teatro Robert Houdini, Méliès fue, a los treinta y cuatro años de edad, testigo privilegiado de la primera y legendaria proyección pública del cinematógrafo Lumière. Fascinado por el maravilloso invento, no tardó en aventurarse, primero en la exhibición y luego en la realización de sus propias películas.
Aunque sus primeras cintas no contenían otra cosa que el mero registro de “escenas cotidianas” (llegada de trenes a la estación, salida de trabajadores de la fábrica, regadores regados, etcétera), fue gracias a un “accidente” que descubrió el que sería su propio “estilo” cinematográfico.
Una mañana de 1896, el incipiente cineasta había colocado su cámara “tomavistas” en medio de la Plaza de la Ópera, con la intención de registrar algunas imágenes documentales del tránsito que circulaba por ese lugar. De pronto, en medio del rodaje, la manivela de la filmadora se astascó y la película en su interior se detuvo, aunque sin dejar de imprimir las imágenes. Superado el desperfecto, Méliè siguió filmando pero, al proyectar lo que había registrado, descubrió con sorpresa que “por arte de magia”, allí donde originalmente había hombres, ahora aparecían mujeres, y el autobús Madeleine-Bastilla que en ese momento pasaba frente a la cámara, se “convertía”, repentinamente, en… una carroza fúnebre.
Méliè se dio cuenta de este modo que, por puro azar, acababa de descubrir la primera truca cinematográfica: el “paso de manivela”. Técnica que, en lo sucesivo, daría lugar al cine de animación y a los múltiples efectos de sustitución basados en el registro de imagen por imagen. Así fue cómo este curioso prestidigitador vio en el cine la posibilidad de llevar el arte de la ilusión a lugares inimaginados.
Si bien desde 1896 Méliès no paró de aplicar sus trucos -especialmente el “paso de manivela”- a los cientos de películas que realizó hasta 1913, resulta difícil encontrar una en la que el empleo de esta técnica estuviera puesta al servicio del relato (es decir, como recurso narrativo) y no como un atractivo en sí mismo. Sin embargo, Viaje a la Luna (Le voyage dans la Lune, 1902) -una “superproducción” basada en textos de Julio Verne y H.G. Wells- exhibe, en una de sus escenas más famosas, la tibia voluntad de integrar el efecto “mágico” logrado con el “paso de manivela”, a la trama. Se trata del momento en que el proyectil espacial, lanzado desde la Tierra, impacta sobre el ojo de una Luna antropomorfa. Éste fue el primer “disparo” en el desarrollo del stop-motion.