Religión, pregunta formulada por luisibarran123, hace 6 meses

Necesito una conclusión a cerca de este texto:
Nuestro ensayo psicológico no nos ha llevado tan lejos todavía; ni tampoco nosotros los prisioneros estábamos entonces en condiciones de saberlo. Aún nos hallábamos en la primera fase de nuestras reacciones psicológicas. Lo desesperado de la situación, la amen@za de la mu3rte que día tras día, hora tras hora, minuto tras minuto se cernía sobre nosotros, la proximidad de la mu3rte de otros —la mayoría— hacía que casi todos, aunque fuera por breve tiempo, abrigasen el pensamiento de suicid@rs3. Fruto de las convicciones personales que más tarde mencionaré, la primera noche que pasé en el campo me hice a mí mismo la promesa de que no "me lanzaría contra la alambrada". Esta era la frase que se utilizaba en el campo para describir el método de suicidi0 más popular: tocar la cerca de alambre electrificada. Esta decisión negativa de no lanzarse contra la alambrada no era difícil de tomar en Auschwitz. Ni tampoco tenía objeto alguno el suicid@rs3, ya que, para el término medio de los prisioneros, las expectativas de vida, consideradas objetivamente y
aplicando el cálculo de probabilidades, eran muy escasas. Ninguno de nosotros podía tener la seguridad de aspirar a encontrarse en el pequeño porcentaje de hombres que sobrevivirían a todas las selecciones. En la primera fase del shock, el prisionero de Auschwitz no temía a la muerte. Pasados los primeros días, incluso las cámaras de gas perdían para él todo su horror; al fin y al cabo, le ahorraban el acto de suicid@rs3.

Respuestas a la pregunta

Contestado por saravp
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Respuesta: No solo existe el dolor físico, también existe el dolor mental el cual puede ser mucho más dol0roso. Era tanta la ag0nía que ellos pensaban en suicid@rs3 ya que no esperaban ser de ese mínimo porcentaje de los que sobreviven por ejemplo una persona llamada Auschwitz que no le temía a la mu3rte ya que le ahorraba el suicidi0, existía mucha negatividad entre ellos ya que creían que ya no podían salir de ahí y ya no podían hacer nada.

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