Necesito un resumen del Libro "La fábrica de nubes" Jordi Sierra I fabra
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
el país de Pampelum no existe ni el mar ni las nubes. Lo que sí hay es gente estupenda con ganas de crear todo aquello que les falta. Existe una fábrica de nubes, dirigida por Blam, un hombre regordete que confía plenamente en la labor de Plub, el pintor de nubes y encargado de la fábrica. Plub se encarga de pintar las nubes que salen de la fábrica: las pinta de color blanco y negro, y de toda la gama de grises que pueda existir. Pero un día, mientras está haciendo su trabajo, la máquina deja de funcionar, y es que se ha quedado sin pintura. ¿Qué va a hacer ahora? Las nubes tienen que ser pintadas... ¡COLORES! ¿Por qué no pintar nubes rosas o verdes? ¿Nubes rojas o de lunares? Eso es lo que hace Plub, crear nubes de colores.
Cogí este libro tras terminar The Giver III, más que nada porque no tenía la siguiente novela de mi reto a mano. Como no puedo pasar una noche sin leer antes de irme a la cama, me fui a la estantería de la habitación de mi hermana y busqué algún libro que fuera cortito y que me despejara. Estaba entre dos libros (el otro lo tengo guardado para leerlo próximamente también) y me decanté por este, más que nada, por el autor. Jordi Sierra i Fabra fue quien creó en mí esta pasión por la lectura y, aunque el libro sea para niños, me apetecía mucho volver a leer algo suyo. No sabía si reseñar este librito o no, pero al final me he dicho: ¿por qué no? además, sé que hay varias mamás lectoras de mi blog, así que a lo mejor les sirve para sus hijos ^_^
Este libro se publicó en el año 1991 y, como he dicho antes, es para niños a partir de los 7 años. Yo iría más allá y diría que este libro es, incluso, para niños más pequeños, para que se lo lean sus padres y para niños que están aprendiendo a leer o están empezando a hacerlo. Es una historia muy simple, quizás una persona mayor no le vea mucho sentido, pero un niño la disfrutará, estoy segura de ello. Además, Jordi Sierra i Fabra tiene forma de escribir capaz de hacer que un niño se lo pase pipa leyendo el libro, hace que se metan de lleno en la historia, que sonrían, que se involucren... utiliza expresiones para captar su atención y para hacerles reaccionar.
Por si has pensado que no era necesario pintarlas y que podían salir al aire tal cual, te diré que ni hablar. ¿Saldrías tú a la calle sin ropa? Pues ya estamos. La pintura vestía a las nubes y, como acabado final, formaba parte de la misma nube.
Es una historia que, sin duda, entusiasmará a los más pequeños y les hará mirar hacia el cielo durante horas para encontrar una nube verde o con dibujitos. Una lectura sencilla, amena y que conduce al lector de la mano a través de su historia, gastándole bromas y animándole a imaginar y ver esos colores tan maravillosos.
Diseñó un "fucsia capota de torero", creó un "atardecer en el campo después de la primera lluvia de la primavera" mágico (¡casi podía olerse a campo recién mohado, palabra!), elaboró un "naranja a la petunia" formidable, inventó un "violeta al contraluz" hechizante, lanzó un "floreado con motas transparentes delicioso", hizo un...
Este es un libro infantil y como tal lo voy a calificar. Evidentemente, no lo he disfrutado tanto como una de las novelas que suelo leer, pero me ha hecho divertirme y pasar un rato agradable.
Respuesta:
Explicación:
esde aquel día, la fábrica de nubes no paró de producir nubes de colores, y nubes pintura, y nubes escultura y... Jordi Sierra i Fabra: La fábrica de nubes.
Al ver la portada del libro, me acordé de un maestro al que no le gustaban las novedades en literatura; a él le encantaban los libros que tenían muchas ediciones, esos eran los que leía. Sin duda, si ve este libro, lo leerá rápidamente, puesto que esta es la cuadragésima primera edición.
¿Quién le iba a decir a Jordi Sierra i Fabra que llegaría a tener tanto éxito con su libro, cuando aquel 1 de julio de 1988, su colega José Luis Muñoz, le dijo en Avilés, que la chimenea humeante de una fábrica parecía una fábrica nubes?
Ese día se apoderó de la idea y en febrero de 1991 salió la primera edición del libro, tras inventarse un lugar, Pampelum, donde no había nubes, por lo que existe una fábrica que las fabrica, y Plub, su dibujante, un gran artista, las creaba con toda la gama de colores existentes entre el blanco y el negro.
Todo marchaba como la seda hasta que se quedó sin pintura, y como no podía de dejar de enviar nubes al cielo, le pidió pintura a los empleados que reformaban la fábrica y ese día desarrolló su potencial creativo. Las envió de todo tipo y colores, hasta con lunares.
Era feliz inventando nuevos colores que no sabía ni nombrar, como naranja a la petunia, violeta al contraluz, fucsia capote de torero, atardecer en el campo después de la primera lluvia de la primavera o floreado con motas transparentes delicioso.
El problema fue cuando el señor alcalde vio una nube con lunares. Enfadadísimo llamó al dueño de la fábrica y prohibió todo tipo de nubes que no sean de colores blancos o negros. Ni que decir tiene, que al primero que despidieron fue a Plub.
Pero todo cambió cuando los habitantes Pampelum manifestaron su alegría por esas nubes tan bonitas y la demanda de nubes aumentó considerablemente. Hasta el alcalde cambió de opinión para no oponerse a sus votantes. Plub recobró su puesto de trabajo, mejoró sus obras y llegó a ser socio de la empresa y montó una escuela de pintura de nubes.
Ingeniosa historia con su moraleja. Las nubes agradables favorecían la convivencia, mejoraban la vida de personas y animales y todos fueron felices mirando el cielo, a la espera de ver su nube encargada, bien para que las vacas den mejor leche, los niños de la guardería se tranquilizasen o la fiesta de cumpleaños sea un éxito.
A la agilidad del relato, que su autor siempre sabe dar, hay que añadir la complicidad del narrador, que interpela al lector desde la primera frase, continúa haciéndole guiños en cada uno de los títulos de los capítulos y en alguna que otra página más.
Los lectores devoran este libro y se sorprenden de lo ingenioso que llega a ser su despistado protagonista; al que lo que más le gustan, son las cosas bellas y hacer felices a los demás.
En esta edición se han cambiado las ilustraciones de Viví Escrivá por las de Luján Fernández, joven ilustradora que también sabe reflejar muy bien las ideas del texto.
Sus dibujos son muy joviales, alegres, expresivos y coloristas. Nos muestra una fábrica de gran belleza, un atribulado Plub en su despacho, otro muy activo en pleno proceso creativo, unos señores importantes muy horondos y bigotudos y unos niños de enormes ojos.
Larga vida a tan singular e imperecedera obra que acaba de cumplir veintinueve años, y ojalá que el humo de las fábricas fuese de colores y no contaminara.