Necesito un resumen del capítulo 7 de la venganza de la vaca
Respuestas a la pregunta
Carlos terminó de contar la historia del hijo del médico. Buscaban entre ellos parecidos entre las familias: que vivían en el campo, que tenían hermanos varones y una hija mayor. Pero nada más los unía. Eso sí, que eran muy extraños.
Rafael recordó, debido a estos relatos, algo extraño que también le sucedió a la hija de la familia donde él vivía en Inglaterra. Ella se dedicaba a estudiar mitos y creencias indígenas de Europa y decía que muchas veces se dedicaban a adorar al diablo y a hacer maldiciones. Un castigo por excelencia era la de reducir la condición humana a la de animal. Un día concurrió a la demolición de una casa que había vivido gente hasta la década del 50. Antes de destruirla encontró unos párrafos de una diario íntimo de una joven que había vivido allí con la familia Kitteredge: Jane Sharpe
Esta joven fue a trabajar allí como empleada doméstica, pero era tratada por el matrimonio como una nieta. Casi no la dejaban salir a hacer las compras y la señora Kitteredge se ocupaba de hacerle de comer los mejores manjares. Pasó el tiempo y Jane comenzó a engordar y casi no salía de la casa porque se encontraba en ella muy a gusto. Hasta le habían regalado un televisor para su dormitorio. Un día conoció a un chico en una tabaquería y él quedó en llamarla. Jamás recibió la llamada de Richard. Pasó el tiempo y Jane se sentía cada vez más pesada y dormía y dormía mucho. A los Kitteredge parecía no molestarles que ella estuviera todo el día encerrada. Un día encontró en su mesa de luz pasto seco. No le llamó la atención.
Los días pasaron y cada vez estaba más sedentaria. Ya casi no podía levantarse y no podía hacer nada para adelgazar. Richard pasó por lacas y ni siquiera la había reconocido.
Esto no parecía preocuparles a los Kitteredge. Les pidió que llamaran a un médico y se enojaron. Comenzó a tener pesadillas en donde estaba en el medio del campo y rodeada de vacas. Luego le empezaron a salir manchas en la piel, cosas tupidas. Ya casi no le quedaban partes de piel. Le picaba. La señora Kitteredge le traía pasto y ella lo comía. Ya no pudo escribir más. El cuerpo le dolía y nadie pudo ayudarla.