NECESITO UN RESUMEN DE ESTE TEXTO, ME AYUDAN
Martín Fierro: la voz de una identidad silenciada
En su poema, Hernández le da voz a una parte de la identidad argentina silenciada en el último tercio del siglo XIX. Lo hace como grito de denuncia en El gaucho Martín Fierro y como expresión de un programa social en la segunda parte, que se resume, precisamente, en la última sextina de La vuelta de Martín Fierro: procurar el bien de todos para una relación armónica entre el campo y la ciudad, gauchos y oligarquía terrateniente, que permita establece una identidad orgánica, sin exclusiones.
Una de las más evidentes innovaciones que introduce Hernández con respecto a sus antecesores, quienes preferían la forma dialogada, es el uso de la voz del gaucho individual. Vuelve, con ello, a la antigua relación del gaucho cantor que cuenta su historia a un auditorio que se reconoce en ella, perpetuando la memoria de una forma de vida y echando los cimientos de una identidad colectiva. Utiliza además, en lugar de las tradicionales décimas o cuartetas, la sextina (estrofa de seis versos) y una más fiel imitación del arte del gaucho con su "falta de enlace en sus ideas, en las que no existe siempre una sucesión lógica", sino "apenas una relación oculta y remota", según declara el mismo Hernández en el prólogo de 1872.
De acuerdo con el análisis de Josefina Ludmer, lo cantos II y XIII de la primera parte constituyen "dos utopías inversas" que enmarcan el texto. Por un lado, en el canto II, se recuerda, con tono elegíaco, el trabajo en el campo, definido como "junción", y la sociedad económica con el patrón, cuando las estancias eran territorios inmensos poblados por innumerables cabezas de ganado y "al campo la vista no vía sino hacienda y cielo". Se describen, en el ciclo del amanecer hasta la noche, las faenas que definen el trabajo del gaucho (la habilidad con los caballos, el arreo de la hacienda), así como su natural forma de socializar y divertirse -comer y conversar-. La doma y la yerra son las fiestas en la estancia que alteran, en cierta medida, esa rutina diaria, pero que, narradas en Pretérito Imperfecto, dan una idea de continuidad que contrasta con el presente, narrado en Presente, cuando "no hay salvación" y la identidad del gaucho ya no se define por su trabajo en la estancia, sino por su servicio en la frontera o en la batalla.
En el canto XIII, se ha cumplido el proceso por el cual ambos, Martín Fierro y Cruz, son ahora "gauchos malos". Se anticipa el futuro entre los indios que, por necesidad, debe ser el reverso del feliz trabajo en el campo: en la toldería, no habrá que trabajar. Enfrentado a la ley de la civilización, injusta y discriminatoria, Martín Fierro se refugia en la ley de la barbarie, según la cual-dice- "habrá siguridá". Así, con su historia, el personaje representa a todo su grupo con un pasado irrecuperable (canto II) y un futuro incierto y ajeno: "si hemos de salvar o no / de esto naides nos responde". Por eso, al final de la primera parte, el cantor rompe el instrumento y le cede la palabra al autor, siguiendo un esquema tradicional de la gauchesca.
Respuestas a la pregunta
Respuesta:No sé si te ayude mucho
En su poema, Hernández le da voz a una parte de la identidad argentina silenciada en el último tercio del siglo XIX. Lo hace como grito de denuncia en El gaucho Martín Fierro y como expresión de un programa social en la segunda parte, que se resume, precisamente, en la última sextina de La vuelta de Martín Fierro: procurar el bien de todos para una relación armónica entre el campo y la ciudad, gauchos y oligarquía terrateniente, que permita establece una identidad orgánica, sin exclusiones.
Una de las más evidentes innovaciones que introduce Hernández con respecto a sus antecesores, quienes preferían la forma dialogada, es el uso de la voz del gaucho individual.
Vuelve, con ello, a la antigua relación del gaucho cantor que cuenta su historia a un auditorio que se reconoce en ella, perpetuando la memoria de una forma de vida y echando los cimientos de una identidad colectiva.
Utiliza además, en lugar de las tradicionales décimas o cuartetas, la sextina y una más fiel imitación del arte del gaucho con su "Falta de enlace en sus ideas, en las que no existe siempre una sucesión lógica", sino "Apenas una relación oculta y remota", según declara el mismo Hernández en el prólogo de 1872.
Se describen, en el ciclo del amanecer hasta la noche, las faenas que definen el trabajo del gaucho, así como su natural forma de socializar y divertirse -comer y conversar-.
La doma y la yerra son las fiestas en la estancia que alteran, en cierta medida, esa rutina diaria, pero que, narradas en Pretérito Imperfecto, dan una idea de continuidad que contrasta con el presente, narrado en Presente, cuando "No hay salvación" y la identidad del gaucho ya no se define por su trabajo en la estancia, sino por su servicio en la frontera o en la batalla.
Se anticipa el futuro entre los indios que, por necesidad, debe ser el reverso del feliz trabajo en el campo: en la toldería, no habrá que trabajar.plicación: