Necesito un resumen de 5 oraciones del libro Estatua de sal Por favor para hoy les doy 30 puntos
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En «La estatua de sal» de Lugones, el monje Sosístrato, penitente a la sazón, recibe en el desierto la visita del diablo disfrazado de peregrino, quien le incita a liberar a la esposa de Lot, convertida en estatua de sal según el conocido pasaje bíblico. El monje cometerá la misma culpa que tantos héroes románticos desde Fausto: el deseo de conocer. Preguntará a la estatua recién liberada de su castigo qué vio al volver el rostro el día de la destrucción de Sodoma y Gomorra; pregunta que supone un castigo tal que Sosistrato retrocederá en el tiempo hasta convertirse en «actor de la catástrofe».
Ambos ejemplos contienen, no obstante su arraigo en temas románticos, elementos que nos hacen considerar la evolución del relato fantástico.
Hay, por tanto, un deseo explícito en el narrador de cuentos fantásticos de confundir en el relato realidad y ficción, mediante un artificio que si queremos podemos calificarlo de ingenuo historicismo, pero símbolo del cambio que se está operando en la sensibilidad del escritor fantástico para aprehender, presentar, reflejar la realidad fantástica (hay que recurrir a la paradoja).
Leopoldo Lugones procede de otro modo. Ha tomado un suceso que en el seno de nuestra cultura tiene aceptada credibilidad (indudablemente que el cuento fantástico cuenta en muchas ocasiones con la aquiesciencia de la colectividad: religión, supersticiones, creencias populares, leyendas, etc.). Ha roto la sucesión temporal al final del relato. El tiempo es ahora circular, pues Sosístrato vivirá indefinidamente el infierno de la destrucción bíblica y el acto culpable de la pregunta. Pero además, el relato es, en cierto modo, una continuación del titulado «La lluvia de fuego» (en el que se nos muestra la destrucción de Gomorra) y, por tanto, la autocondena del propio Lugones, y la del lector también. pues ambos como Lot han mirado, sacrílegos, hacia atrás.
Pero conforme avanza el siglo el procedimiento pierde su artificio, al par que el lector va formando parte de la narración de un modo más profundo, no ya como simple
oyente, sino como personaje pleno.
Con ello se consigue que el lector considere el texto como parte de la realidad (lo contrario sería negarse a sí mismo) y, en consecuencia, la proclamación del arte como ente autónomo, independiente de la realidad, pero real en si mismo. Es esta una idea que preside todos los relatos en que ambos autores dan cuenta de un proceso que se repetirá hasta el infinito
Ambos ejemplos contienen, no obstante su arraigo en temas románticos, elementos que nos hacen considerar la evolución del relato fantástico.
Hay, por tanto, un deseo explícito en el narrador de cuentos fantásticos de confundir en el relato realidad y ficción, mediante un artificio que si queremos podemos calificarlo de ingenuo historicismo, pero símbolo del cambio que se está operando en la sensibilidad del escritor fantástico para aprehender, presentar, reflejar la realidad fantástica (hay que recurrir a la paradoja).
Leopoldo Lugones procede de otro modo. Ha tomado un suceso que en el seno de nuestra cultura tiene aceptada credibilidad (indudablemente que el cuento fantástico cuenta en muchas ocasiones con la aquiesciencia de la colectividad: religión, supersticiones, creencias populares, leyendas, etc.). Ha roto la sucesión temporal al final del relato. El tiempo es ahora circular, pues Sosístrato vivirá indefinidamente el infierno de la destrucción bíblica y el acto culpable de la pregunta. Pero además, el relato es, en cierto modo, una continuación del titulado «La lluvia de fuego» (en el que se nos muestra la destrucción de Gomorra) y, por tanto, la autocondena del propio Lugones, y la del lector también. pues ambos como Lot han mirado, sacrílegos, hacia atrás.
Pero conforme avanza el siglo el procedimiento pierde su artificio, al par que el lector va formando parte de la narración de un modo más profundo, no ya como simple
oyente, sino como personaje pleno.
Con ello se consigue que el lector considere el texto como parte de la realidad (lo contrario sería negarse a sí mismo) y, en consecuencia, la proclamación del arte como ente autónomo, independiente de la realidad, pero real en si mismo. Es esta una idea que preside todos los relatos en que ambos autores dan cuenta de un proceso que se repetirá hasta el infinito
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