necesito un cuento modernista que sea inventado
(que salga de la mente)
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El niño que descubre sus derechos
–Ah, ah, ah–, dijo Martín cuando despertó. Bajó a la cocina a prepararse el
desayuno.
Enseguida bajó su papá, Juan. –¿Qué hacés en la cocinaaaa?
- Papá, tengo capacidad para hacer mi desayuno, como también mis Derechos.
Su papá lo reprendió –No, tú no tienes Derechos, sólo eres un niño.
Martín, triste al oír lo que su padre le decía, terminó su desayuno. Salió a jugar al patio
y pensó: ¿si no tengo derechos para qué juego y voy a la escuela?
Entró a su hogar y le preguntó a su papá: –¿Me das permiso para ir a la biblioteca?
–Sí– respondió su papá.
Llegó a la biblioteca ansioso por encontrar el libro que buscaba.
Preguntó a la bibliotecaria dónde podía encontrar un libro que hablara sobre sus Derechos, para poder contarle a su padre que sí tiene Derechos a pesar de ser un niño.
Martín buscó con entusiasmo, lo encontró y consiguió que se lo prestaran.
Tomó su bicicleta y volvió a su casa, pero había un problema, él no sabía si mostrarle a su padre el libro, por miedo a que reaccionara de mala manera.
Al llegar a su casa se sentó en el jardín a pensar qué hacer.
Su vecino, Pedro, lo vio muy pensativo, no se aguantó las ganas de cruzar a preguntarle si lo podía ayudar en algo. Martín contestó que sí.
Pedro dijo: –¿Qué te está pasando?
Martín le contó la situación que había tenido con el padre y su gran duda.
–Yo no estaría tan seguro de mostrarle el libro a tu papá, si siempre está de mal humor.
–Tienes razón, le mostraré el libro cuando se calme.
Pedro regresó a su hogar y Martín fue a su cuarto a esperar el momento de enseñarle el libro a su papá. Enseguida subió su compañero, el perro Tobías. Martín le decía a su cachorro que él sí iba a poder plantearle a su padre que tiene sus propios Derechos.
Se hizo la noche y se durmió.
–Ah, ah, ah–, dijo Martín cuando despertó. Bajó a la cocina a prepararse el
desayuno.
Enseguida bajó su papá, Juan. –¿Qué hacés en la cocinaaaa?
¡Ah!, al oír otra vez a su padre gritando, Martín pensó que era el momento justo para demostrarle que en realidad tenía Derechos y su padre debía respetarlos, no podía seguir gritando y ofendiéndolo, negándole que tiene sus propios Derechos. Así que sacó el libro que tenía guardado bajo su vestimenta y le dijo a su padre: –Yo sí tengo Derechos, y esto te lo aclarará.
Su padre, muy enojado tomó el libro, empezó a leer, dándose cuenta y lamentándose de todas las veces que gritó y ofendió a su hijo.
Enseguida lo miró, diciendo: –Reconozco mis errores hacia vos, le dio un abrazo y le dijo que nunca más lo iba a tratar de esa forma.
Lo invitó a ir juntos a devolver el libro a la biblioteca y hacer algo divertido.
Explicación:
Espero te ayude :)