Tratamiento de datos y azar, pregunta formulada por cynthiabustos, hace 1 año

Necesito hacer un cuento que sea de 500 palabras

Respuestas a la pregunta

Contestado por YandereSimuleitor
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Llamadas perdidas :

Quería escribir lo que sentía en este momento pero después de ver un par de películas, comer, pensar, tomar un lonche, bañarme, pensar... no sé qué decir. Iba a dejar todo y echarme a dormir cuando el teléfono sonó. Era una niña que decía que yo era su papá. Se ha equivocado, le dije, debe marcar otro número. Pero la niña repitió que yo era su padre, y dijo mi nombre completo... Me quedé callado y colgué. Volvió a sonar el teléfono, pero no lo levanté, y así continuó sonando hasta que lo levanté, era la niña. ¿Puedo verte?, preguntó. Pero yo no sé quién eres, respondí. Soy tu hija, ¿entiendes? ¡Comunícame con tu madre!, le increpé, pero la niña colgó y el teléfono no volvió a sonar. Sin embargo, no pude dormir ni escribir una sola línea... parecía un león enjaulado, estaba atado con eslabones de preguntas y preguntas, conjeturas. Me decía quién podría ser, y con quién había tenido un romance hacía mas de once años que era la edad de la niña, así me lo dijo, pero no recordaba... Agotado, me acosté y soñé con la niña. Era linda, de ojos como los míos, alta como su madre, ¿cuál madre?, la más bonita, por supuesto. Me veía caminando hacia una tienda a comer helados de la mano de la niña, era hermoso verme así. Desperté y el teléfono sonó. ¡Hija!, grité, pero era la voz de mi amigo que se preguntaba qué tipo de pesadilla había tenido. Le conté todo. Al poco rato vino a preguntarme acerca de esta historia. Le di todos los datos y pensamos que la niña volvería a llamar, si, tendría que hacerlo... y esperé durante toda la semana su llamada, pero nada, no volvió a llamar. Cansado de esperar, me puse a escribir poemas, ideas epistolares, retratos de la niña, de la madre, de mi paseo con la niña, tantas cosas escribí que decidí escribirle diariamente una carta, la metía dentro de un sobre con la fecha y la guardaba para cuando supiera su dirección, pero el tiempo pasó y nada, la niña no volvió a llamar... Han pasado los años y años y casi lo he olvidado todo, pero lo que no he olvidado es escribirle a mi niña... ¿Quién sabe si algún día pueda leer mis cartas? De repente me llama, de repente no me llama, no lo sé, pero siento que aun no se decide, pero muy pronto sonará el teléfono y podré escuchar su voz, ya no de niña sino de mujer...ya no de hija sino de amiga, ya no con voz angustiada sino con voz cálida... Sí, espero que sí, por supuesto que sí, mientras tanto continúo escribiéndole cartas y más cartas, ya que por fin ya sé para qué y para quien escribir...

San isidro, agosto de 2006

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