necesito hacer un cuento inventado
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EL BARCO HUNDIDO
hace muchos años en un lugar muy grande, había un barco muy extraordinario, era muy antiguo ahí se encontraba un marinero muy viejo el tenia muchos años de viajes y barcos.
Roberto el marinero tiene una familia muy grande: su esposa Rene, su hija Maria, sus nietos Victoria y Marcos después de unos días...
Sus nietos querían ir a dar un viaje en barco, el abuelo le dice -si nietos- y los nietos le dicen -gracias abuelo- un 14 de marzo su abuelo los lleva, y de repente se viene una tormenta y el barco se rompe y se va hundiendo y los nietos gritan -¡auxilio!- y el abuelo les dijo que se tranquilicen. De a poco el barco se hundía, y la hija de Roberto y la esposa, los encontraron en el mar. El barco hundido y los cuerpos en el fondo del mar.
FIN DEL CUENTO
hace muchos años en un lugar muy grande, había un barco muy extraordinario, era muy antiguo ahí se encontraba un marinero muy viejo el tenia muchos años de viajes y barcos.
Roberto el marinero tiene una familia muy grande: su esposa Rene, su hija Maria, sus nietos Victoria y Marcos después de unos días...
Sus nietos querían ir a dar un viaje en barco, el abuelo le dice -si nietos- y los nietos le dicen -gracias abuelo- un 14 de marzo su abuelo los lleva, y de repente se viene una tormenta y el barco se rompe y se va hundiendo y los nietos gritan -¡auxilio!- y el abuelo les dijo que se tranquilicen. De a poco el barco se hundía, y la hija de Roberto y la esposa, los encontraron en el mar. El barco hundido y los cuerpos en el fondo del mar.
FIN DEL CUENTO
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*
LA GRAN VICTORIA*
Era una vez que se era, en un país no muy lejano, en una gran ciudad de Suiza, un señor, concretamente el señor Shane, tenía 82 años. Shane estaba en una silla de ruedas porque le habían atropellado de joven.
Shane tenía un gran problema: su casa tenía escaleras. Pero no sólo eso, también había escaleras: en el portal, en algún bar, en la biblioteca… ¡hasta en el Ayuntamiento! Y claro eso era un problema y no sólo para Shane sino también para un niño amigo suyo llamado Kay y para los demás minusválidos. Bueno Kay no estaba en silla de ruedas pero tenía que usar muletas.
Shane y Kay habían formado un club: el comité de minusválidos. Que estaba a las afueras de la ciudad, en un prado aunque había una cabaña en la que había algunas mesas, comida, refrescos…
Un día Shane decidió hacer una huelga contra las barreras arquitectónicas e irían desde su club hasta el Ayuntamiento. Convocó a todos los miembros del club y al día siguiente se hizo la huelga. El alcalde se negó rotundamente a cambiar todo y a partir de ese día Shane recibió cartas en las que le llamaban loco e incluso le pintaban las paredes de la casa diciendo que estaba loco. Pero Shane siguió y a la undécima huelga el alcalde aceptó.
Al cabo de una semana Shane enfermó por el esfuerzo y murió, pero murió contento de que Kay y los miembros del club pudieran vivir sin barreras arquitectónicas.
LA GRAN VICTORIA*
Era una vez que se era, en un país no muy lejano, en una gran ciudad de Suiza, un señor, concretamente el señor Shane, tenía 82 años. Shane estaba en una silla de ruedas porque le habían atropellado de joven.
Shane tenía un gran problema: su casa tenía escaleras. Pero no sólo eso, también había escaleras: en el portal, en algún bar, en la biblioteca… ¡hasta en el Ayuntamiento! Y claro eso era un problema y no sólo para Shane sino también para un niño amigo suyo llamado Kay y para los demás minusválidos. Bueno Kay no estaba en silla de ruedas pero tenía que usar muletas.
Shane y Kay habían formado un club: el comité de minusválidos. Que estaba a las afueras de la ciudad, en un prado aunque había una cabaña en la que había algunas mesas, comida, refrescos…
Un día Shane decidió hacer una huelga contra las barreras arquitectónicas e irían desde su club hasta el Ayuntamiento. Convocó a todos los miembros del club y al día siguiente se hizo la huelga. El alcalde se negó rotundamente a cambiar todo y a partir de ese día Shane recibió cartas en las que le llamaban loco e incluso le pintaban las paredes de la casa diciendo que estaba loco. Pero Shane siguió y a la undécima huelga el alcalde aceptó.
Al cabo de una semana Shane enfermó por el esfuerzo y murió, pero murió contento de que Kay y los miembros del club pudieran vivir sin barreras arquitectónicas.
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