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Respuesta:
La lluvia
Sorpresivamente llegó el verano, un verano seco y agobiante. Hacía mucho tiempo no llovía. El campo estaba abrasado. Una gran sequía asolaba la comarca. En el monasterio, el pobre fray Mamerto, el del huerto, solamente cosechaba hierbas. Fray Pirulero, el cocinero, asaba las castañas en las losas del patio. El único que soportaba bien su trabajo era fray Bautista, el organista, pues cuando tocaba arriba, en el coro, un airecillo agradable salla de los tubos del órgano. Como no llovía, los frailes decidieron sacar en procesión a San Francisco. La gente del pueblo se sumó al cortejo y miraba de reojo al santo, como diciendo: “Si no cae agua, te tiramos al río”. En lo alto solamente había una nube blanca, y todos miraban a la nube; hasta San Francisco, que tenía la cara preocupada porque no sabía cómo iba a terminar aquello. Al llegar al río, las ranas protestaron: “¡croá, croá, croál”, y el tío Carepapa, que estaba enojado porque solo habla recogido una rama de perejil en su huerto, se burló del santo y dijo: —i¡Cua, cua, cual Fray Sisebuto no pudo más: se remangó los faldones, y de un puñetazo lo lanzó de cabeza al río. En un momento se armó la de San Quintín: capuchas por aquí, boinas por allá, bastones, cirios... Entonces, San Francisco se enterneció. Vio conmovido a sus fralles aporreados y maltrechos por culpa suya: a fray Nicanor, el superior, sin dientes; a fray Sisebuto, sin barba; a fray Ezequiel, con un ojo hinchado...; y no pudo más. Guiñó un ojo a la nube y la nube comenzó a descargar granizo. Allí se acabó la guerra. Todo el mundo se metió rápidamente bajo las ondas del santo, abrazados como hermanos, sin acordarse de golpes ni puñetazos. Luego comenzó a llover, y a relampaguear, y a tronar; y toda la noche se la pasaron allí frailes y aldeanos. Al día siguiente, muy temprano, salió el sol, y salieron todos de su escondrijo, como los caracoles tras la tormenta. Finalmente, la procesión regresó y, como la sonrisa es contagiosa, la alegría volvió pronto al pueblo y empezó a florecer en el convento.