Motivo de enojo de los nazis
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Causas del acceso nazi al poder: algunas reflexiones preliminares. ¿Cómo pudo el *nazismo haber llegado al poder en *Alemania? ¿Cómo, en la década de 1930, una nación de ochenta millones de habitantes que constituía el corazón geográfico y cultural de Europa cedió tan fácilmente, sin ofrecer resistencia, a uno de los peores regímenes dictatoriales en la historia de la humanidad? ¿Fue el ascenso del régimen nazi un resultado inevitable y fatal de todo el curso de la historia alemana? ¿Pudo haber sido evitado? A medida que el 30 de enero de 1933, día en que *Hitler fue designado primer ministro de Alemania por el anciano presidente Paul von *Hindenburg, se aparta de la memoria viva para adquirir el carácter de una fecha más en la historia escrita, estas preguntas continúan rondando la imaginación y ejercitando la mente de todos los interesados en la historia de Alemania y del siglo XX. El gran volumen de literatura histórica y la profusa controversia que estos asuntos han generado son prueba, no sólo del interés que son capaces de despertar, sino también del hecho de que no pueden ser resueltos por una respuesta simple y definitiva. Una cosa parece cierta: el ascenso nazi al poder tuvo origen en más de una causa y se presta a más de una explicación razonable. Hay quienes, tratando de desentrañar lo que consideran una falla estructural básica en la psique nacional alemana y su concepción deformada de la política nacional, retroceden incluso hasta la reforma religiosa del siglo XVI. Otros prefieren centrar su atención en el ascenso y caída de movimientos fascistas en el siglo XX, y enfatizar las raíces europeas compartidas del nazismo. Sea como fuere, uno tendría aún que explicar por qué los precursores ideológicos del movimiento nazi, fragmentados grupos extremistas con cosmovisiones völkisch –populismo basado en la conexión del pueblo germano con la naturaleza y con su pasado mítico– y antisemitas, no tuvieron oportunidad de hacer un impacto serio en la vida política alemana antes de la Primera Guerra Mundial ni –menos aún– de tomar control del gobierno. En el intento de esclarecer las circunstancias específicas que fundamentaron y posibilitaron el ascenso de Hitler al poder, parecería aconsejable no retroceder en el tiempo, y focalizar nuestra atención en la historia de la problemática democracia de la República de *Weimar, predecesora inmediata del régimen nazi.
Los catorce años de la República de Weimar (noviembre de 1919-enero de 1933) y su agitada escena política son el telón histórico inmediato contra el cual deberíamos visualizar tanto la salida del anonimato del NSDP (el *Partido Nazi) en su Baviera natal, como su ascenso a la categoría de victorioso competidor por el poder durante los años 1930-1932. Ningún otro partido, ni siquiera el comunista, prosperó tanto durante los trágicos infortunios y las recurrentes crisis internas y externas de la desdichada república. De hecho, los éxitos electorales del Partido Nazi antes de 1933 eran un reflejo de los múltiples obstáculos políticos sufridos por la República de Weimar. Lejos de padecer las crisis que afligían a la República, Hitler y sus secuaces fueron los primeros en cosechar sus beneficios. Durante la mayor parte de ese período, el Partido Nazi no era más que un grupo político marginal, poco conocido fuera de Baviera. Sólo al comenzar 1929, en coincidencia y conexión con la crisis económica mundial conocida como la Gran Depresión, lograron los nazis, superando años de inmovilidad y de virtual insignificancia política, abrirse paso hacia un lugar de importancia nacional y subir finalmente al poder en Alemania.
La República de Weimar y sus inconvenientes. Bautizada con el nombre de la ciudad alemana donde fue establecida, la República de Weimar surgió bajo el doble signo de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, y de una revolución socialista inconclusa. Impulsados por una revuelta popular antibélica que había comenzado con un motín naval en Kiel el 29 de octubre de 1918, los dirigentes del Partido Social Demócrata (SPD) exigieron que el belicista Wilhelm II abdicara el trono. El 9 de noviembre de 1918 el primer ministro del *Reich, Max von Baden, cediendo a las demandas, anunció la renuncia del emperador y designó primer ministro al presidente del Partido Social Demócrata, Friedrich Ebert. El mismo día, el colega partidario de Ebert, Philipp Scheidemann, proclamó rápidamente la República Alemana (sin el consentimiento de
Explicación: