Historia, pregunta formulada por darturovr, hace 17 horas

motivación de los personajes de Don Quijote dela Mancha​

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Contestado por camilabustamante79
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Don Quijote de la Mancha

Don Quijote de la Mancha, de nombre Alonso Quijano, mejor conocido como El Caballero de la Triste Figura, El Caballero de los Leones, es el protagonista de la novela y constituye un consagrado mito de la literatura universal, y el más universal y profundo de la literatura española. Cervantes lo concibe, en su aspecto más externo, como herramienta para ridiculizar los libros de caballerías, cuyo género, ya superado en la época en que vivió el gran novelista español, provocaba particulares prevenciones estéticas en el autor, que veía tales obras como disparatadas, inverosímiles y escritas con un estilo falso e innecesariamente ampuloso.

Esta posición didáctica justifica la actitud cruel y burlesca adoptada por el autor, imponiéndose el personaje de tal modo a su función paródica que se lleva de la mano a su propio creador haciéndole enorgullecerse de haberle dado vida y no perdonando en la segunda parte a Avellaneda por haberle querido usurpar su paternidad. Al representar en su locura al viejo héroe de aventuras caballerescas que fracasa fuera de su ambiente y de su mundo, el profundo humorismo cervantino resuelve la situación con un auténtico sentimiento trágico que palpita imperiosamente bajo la vestidura cómica de la novela. Don Quijote es el prototipo del hombre bueno y noble que quiere imponer su ideal por encima de las convenciones sociales y de las bajezas de la vida cotidiana, actuando a modo de redentor humano de una prosaica realidad que todos los días le hiere y ofende, erigiéndose campeón de las más puras esencias del amor, el honor y la justicia.

Su mismo peregrinar por los polvorientos caminos de la tierra manchega, entre mesoneros, arrieros y esbirros, en lucha con la realidad dura y mezquina, contribuye a su profunda simpatía humana, aun con sus equívocos y extravagancias. Alonso Quijano, convertido por sus sueños en don Quijote de la Mancha, es ante todo un hombre de carne y hueso, y así, y precisamente en virtud de su misma humanidad, penetra en el mundo de lo universal y de lo simbólico. Era un hidalgo campesino.

Su historia empieza en la edad crítica de los cincuenta años, cuando, como decía un humorista contemporáneo, los hombres se enamoran de las sirenas. Tenía recia complexión. Un leve recuerdo de afecto juvenil le hace acordarse de una muchacha de El Toboso, a la que automáticamente convierte en su Dulcinea, o dama de sus pensamientos. Sus rasgos físicos y su alucinada "triste figura", cargado con las viejas armas que porta en sus huesudos miembros, le rodean de un aura de heroísmo que se sobrepone irremediablamente a la caricatura.

Es una interpretación irónica del mundo caballeresco que Cervantes conoció y amó. Existieron casos reales de locura que pudieron sugerir, exteriormente, la idea del gran protagonista de la novela. Se ha pensado en varios personajes apellidados Quijada, como por ejemplo don Luis Quijada, secretario de Carlos V y preceptor de don Juan de Austria, que tenía unos rasgos curiosamente coincidentes con los quijotescos, o un pariente de la esposa de Cervantes que llevaba aquel apellido; Zapata, en su Miscelánea, refiere el caso de un caballero que enloqueció y que quiso imitar las aventuras de Orlando, como ocurre en el Quijote de Avellaneda, y cuya demencia se explica como una tara hereditaria.

Don Quijote, en su primera salida, va solo contra el mundo, aunque posteriormente su necesidad de una figura que a la vez le sirva de contraste y le preste su hermandad se cubrirá con Sancho Panza, que a partir del capítulo VII será representante del buen sentido, el reclamo a las cosas de la tierra, y que si alguna vez frena la fantasía de su errante señor, otras la deja más profundamente abandonada a su primera e infantil humanidad. Desde entonces, Don Quijote y Sancho permanecen unidos y opuestos, hermanos pero a la vez jerárquicamente distintos, dentro de los cánones de la variedad y el claroscuro barrocos.

Esta unión provoca una doble corriente de mutuas ,

He aquí a don Quijote, hermano nuestro y símbolo de amor y de justicia que se enfrenta contra los eternos castillos españoles que son los molinos de viento, consolidando uno de los mitos literarios más arraigados. Estas imágenes contrastan después con su espíritu doctrinal, cuando habla a los cabreros o cuando proyecta su sombra de místico ante la mesa de una venta, entre soldados, nobles y artesanos, exponiendo, en el discurso de las armas y de las letras, la teoría de las dos Españas del siglo XVI, las dos posiciones del tiempo de Carlos V: la heredada de don Juan de Austria, el héroe de Lepanto, y la de la burocracia escolástica y teológica del enlutado Felipe II

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