Religión, pregunta formulada por aurayolandacuasquerr, hace 4 meses

moralejas de la historia de Sócrates​

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Contestado por Geniogato
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Toda vida es una fábula, es una narración hilada a través de vivencias, experiencias que nosotros mismos decidimos interpretar de una manera u otra, o aquellos que nos conocen interpretan a su propia manera

Toda vida es una fábula, es una narración hilada a través de vivencias, experiencias que nosotros mismos decidimos interpretar de una manera u otra, o aquellos que nos conocen interpretan a su propia manera. Hechos que al ser observados por uno mismo o por otros se convierten en ficciones, con el mismo grado de veracidad que cualquier novela. Depende de la voluntad de poder que cada fábula encierra en su propio caparazón que unas vidas tengan más popularidad que otras, que unas trasciendan más que otras. Si nosotros escribiéramos una autobiografía sobre los hechos relevantes de nuestra vida, donde justificáramos cada una de las decisiones vitales que terminaron por definirnos, tendríamos una versión de la fábula de nuestra vida que seguro nos satisfaría, pues probablemente encontraríamos justificaciones más o menos acertadas a cada uno de los actos más discutibles que tomamos, pero si otra persona que nos hubiera conocido durante toda nuestra vida y hubiera estado a nuestro lado escribiera nuestra biografía ¿hasta qué punto coincidirían?, más aún, si tuviéramos varios biógrafos de nuestra vida, ¿coincidirían algunas de las biografías en sus interpretaciones de nuestros actos?

Interpretar una vida, y sus acontecimientos, es algo ineludiblemente complejo, lleno de matices que no pueden ni ser totalmente verdad, ni totalmente mentira. Y si eso sucede con vidas comunes y aburridas, bueno a veces no tan aburridas, como la mayoría de las nuestras, ¿qué sucedería con la interpretaciones de las vidas de personajes relevantes que han trascendido al olvido del tiempo? Exactamente lo mismo, pero multiplicado por un descomunal número de interpretaciones diversas que nos han dibujado a ese personaje de una u otra manera. Lo más común es que con el tiempo una de las fabulas de aquella persona, ya la haga indistinguible del personaje, como esas personas que vemos en la tele que de tanto interpretar un personaje absurdo para ganarse la vida terminan convirtiéndose en uno. Una de las interpretaciones tendrá sin duda más éxito, no necesariamente porque se acerque más a la verdad, o quizá sí, pero no creo que eso sea relevante, porque al igual que ocurre con nosotros, los que tenemos una vida común, lo que en verdad somos bajo esa capa de máscaras propias y ajenas que nos definen, es un misterio que nunca podremos resolver, y si pudiéramos ni siquiera estoy seguro de que importara.

Si al olvido del tiempo y al cumulo de interpretaciones que crearon al personaje enmascarando a la persona le añadimos que la voz de ese personaje nunca fue propia sino que fueron otros los que nos legaron los hechos relevantes de su vida y sus palabras, la situación aún se vuelve más confusa. Pongamos de ejemplo el personaje histórico de Jesús de Nazaret, desnudar a la persona tras el mito es algo tan imposible como encontrarle el gusto a una coca cola sin azúcar. La ficción del personaje lo hace imposible, aun cuando pudiéramos evitar cualquier dogma de cualquier religión que lo ha interpretado de una u otra manera, añadiendo ficciones, unas tras otras.

¿Qué sucedería con la interpretaciones de las vidas de personajes relevantes que han trascendido al olvido del tiempo? Exactamente lo mismo, pero multiplicado por un descomunal número de interpretaciones diversas que nos han dibujado a ese personaje de una u otra manera

Con otro personaje histórico que ha trascendido la historia, por sus enseñanzas, y por la dignidad de su final, probablemente no sería tan complicado, ya que más allá de algún enfurruñamiento entre catedráticos que le han estudiado dándole interpretaciones distintas, no hay dogmas religiosos que dificulten la labor de conocer al personaje a través de lo que de él nos han contado, a la persona real, imposible, y como comentamos más arriba, ni siquiera importa, porque lo relevante es lo que nos inspiran esas ficciones, esas fábulas, que nos ayudan en esos momentos de la vida en la que tenemos más preguntas que respuestas. Y pocas vidas de fábula nos pueden inspirar más

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