mmme podrian mandar la leyenda de don ramiro y samuchue de bergoltde walschburger
Respuestas a la pregunta
De dónde te mandaron eso de que asignatura
Explicación:
Respuesta:
Hace algún tiempo conocí a don Ramiro. Todavía llevaba bombachas y botas,
como las que usa la gente del campo en el Paraguay. A don Ramiro le gustaba
entretener a los amigos con sus cuentos. Cuando pasaba el mate de boca en
boca y cada uno tomaba un sorbito de agüita por la caña de plata, don Ramiro
comenzaba a hablar sin que nadie se lo hubiera pedido.
«De joven», empezó don Ramiro, «lo que más me gustaba era perderme en la
selva que se extiende entre los ríos Paraguay y Paraná. Llevaba mi escopeta y
mis anzuelos y jamás me faltó comida.
»Una tarde de diciembre, caliente y sofocante, decidí dedicarme a la pesca.
Estaba cerca del Paraná, que lleva sus aguas verdes hacia el Sur, aguas que
casi no ven el Sol, porque los árboles y las enredaderas no lo dejan penetrar.
La selva estaba silenciosa. Ya no se oían ni se veían los pájaros de vistoso
plumaje. Encontré un pequeño claro en la selva donde crecían orquídeas y un
samuchú. El árbol competía en belleza con las flores que había a su alrededor.
Me senté, dejé caer mi anzuelo al agua y enseguida se hundió. Saqué el primer
pez. ¡Qué bonito era! Sus escamas brillaban y daban visos de muchos colores.
Nunca había visto uno igual. Volví a sumergir el anzuelo y no tardó en picar el
otro. Y así pesqué más y más, hasta que me cansé. Hacía calor. Brillaban los
rayos del Sol, que estaba por ponerse, y los peces que estaban a mi lado; el
olor de las flores me adormecía.
»Creo que me dormí, o por lo menos empecé a soñar. Vi que el tronco del
samuchú se abría ante mis ojos y que de él salía una hermosa muchacha, que
se sentó a mi lado y colocó mi cabeza sobre su falda. Sonriéndome, me pasó
las manos por la frente, y me quitó el cansancio y el calor.
-Dime quién eres -le dije.
-¿Cómo? ¿No viste mi albergue de color bermejo? Soy Samuchú, la que cuida
los árboles de mi nombre, la que los hace crecer, la que ama a todos los
animales que viven a su alrededor -contestó-. He llamado a los peces y te he
llamado a ti, porque cada cien años me permiten salir de mis árboles para que
le revele mi historia a un hombre. Lo escojo bien, porque quiero que me
entienda, que oiga mi historia con asombro y luego se la cuente a otros, para
que se respeten mis árboles en la selva y no se tumben sin necesidad.
Explicación:
ESPERO QUE TE SIRVA