Mito de la peste negra
Respuestas a la pregunta
Explicación:
Uno de los mitos más extendidos es su inicio: ¿dónde surgió la peste negra y cómo se propagó? Entorno al mito de su aparición y la forma en cómo se extendió, circulan otros pequeños mitos que hicieron posible crear el primero: cómo se transmite y qué forma de la enfermedad predominó, si la bubónica o la pneumónica, a qué velocidad avanza y cómo pudo alcanzar determinadas velocidades de expansión, por qué surge a modo de epidemia y no en forma de casos aislados, etc.
La peste negra surgió en la colonia veneciana de la península de Crimea de Caffa en 1346. Los mongoles estaban asediando la ciudad y la epidemia se declaró entre sus filas. Cuenta la leyenda que fueron capaces de lanzar cadáveres dentro de la ciudad sitiada para que éstos contagiaran a sus habitantes y, así, vencer más rápidamente un sitio que por culpa de la peste negra, estaba convirtiéndose en un infierno. Vamos a desmentir esta historia desmontando lo que he resumido como los 3 principales mitos sobre la peste negra y que son descritos de forma maravillosa, extensa y detallada, por Ole J. Benedictow en su libro La peste negra (1946-1953) y que servirá de referencia para todo el texto (1).
¿Por qué no es posible que los cadáveres contagiaran a los habitantes de Caffa si los Mongoles los hubieran lanzado por encima de las murallas? Para que un ser humano sea invadido por la peste negra hace falta una cosa: que la cantidad de bacterias que entran en el cuerpo humano sean capaces de, saltándose la vigilancia natural del sistema inmune, multiplicarse y expandirse por el organismo. Ésta “cantidad de inóculo” varía en función de cada organismo infectante (incluso dentro de cada organismo habrá diferencias) y, para el caso de Yersinia pestis, la bacteria “agente causal” de la peste, se ha establecido para 20.000 unidades. Es decir, se necesitan 20.000 bacterias de golpe infectando el cuerpo humano para que éste desarrolle la enfermedad (esto se ha estimado gracias a los datos epidemiológicos proporcionados por uno de los primeros grupos internacionales de investigación que se hicieron cargo del último brote grave de peste producido a principios del S.XX en la India). Por lo tanto, la transmisión de la peste a humanos requiere de un mecanismo que pueda proporcionar esa entrada de tantos agentes causales de golpe. Se conocen dos vías de transmisión en humanos: I) la hematógena, a través de un vector que lleve la enfermedad desde sus reservorios naturales (roedores, ungulados, quirópteros, etc.) y, II) la aérea. Normalmente la transmisión aérea será fundamentalmente de humano a humano, por razones obvias (no digo que no se pueda dar la otra o que no pueda tener importancia en casos aislados, pero relativamente es muy superior la transmisión de humano a humano). Pero para que se una concentración tal de bacterias Yersinia pestis en un aerosol de un esputo del enfermo de peste, éste ha tenido que desarrollar lo que se conoce como peste pneumónica, es decir, la enfermedad se extiende a los pulmones y la bacteria se multiplica en el tejido. Es muy letal. Supone el 20% de casos de peste totales y, en la mayoría de los casos, el enfermo no llega a la fase de expectoración o expulsión de sangre con la tos (hemoptisis).
Primer mito: ”la peste negra acaba con familias enteras, transmitiéndose por el esputo y las toses de madres a hijos, entre vecinos, entre hermanos, a los párrocos.”
La peste negra fue, fundamentalmente, peste bubónica que dependía para su transmisión de transmitía una pulga. Esta peste se caracterizaba por la inflamación de los ganglios linfáticos(sobre todo inguinales y axilares, cerca de donde se producía la picadura de la pulga) y por un desarrollo más lento que la peste pneumónica. La peste pneumónica jugó un papel menor sencillamente porque rara vez los enfermos de peste pneumónica podían transmitir la enfermedad. Los familiares, vecinos y párrocos que atendían a los enfermos no contraían la peste por las toses y esputos del enfermo, si no porque las pulgas tardan menos de una hora en abandonar los ropajes de un fallecido, llegando incluso a abandonarlos antes de la muerte. La mejor prueba de que el tipo de peste dominante fue la peste bubónica es el hecho de que, en las zonas frías (península escandinava, norte de Alemania, Dinamarca e islas británicas, norte de Italia, etc.), apenas había casos de peste, mientras que en primavera, unida a la explosión poblacional de ratas y pulgas, se incrementaban los casos de peste exponencialmente.