Microrrelato:el otro lado de la ventana
• Tu microrrelato debe tener al menos 200 palabras y un máximo de 250.
• Imagina que eres otra persona, alguien que camina frente a tu casa. Justo en
ese momento, alguien se asoma por la ventana (eres tú). Sólo se miran por un
segundo, pero hay algo en esa persona joven que le aterra o le asombra. Tú
eliges.
• Escribe lo qué pensó y sintió aquella persona que te vio por la ventana, como
si tú fueras esa persona.
• Comienza tu microrrelato con una de las siguientes frases:
“Él/ella simplemente miraba por la ventana, pero algo en sus
manos me llenó de terror…”.
“Él/ella simplemente miraba por la ventana, pero al ver sus ojos
me di cuenta de algo asombroso…”.
Ayúdenme
Tengo que hacer un video
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
205 palabras
Explicación:
Él simplemente miraba por la ventana, pero al ver sus ojos me di cuenta de algo asombroso… Confirmé por completo que es cierto cuando te dicen que los ojos son la ventana del alma, porque esos brillantes y expresivos ojos color marrón que me miraban con tremenda intensidad e igual cantidad de curiosidad estaban contándome una historia de su alma, de su espíritu, de su vida.
Contaban historias de las noches desveladas en las fiestas más alocadas, que yo mismo recuerdo muy bien, que se las pasaba como si no hubiese preocupaciones en el mundo; de las melodiosas mañanas familiares, tan alegres y divertidas, en las que se creaban memorias con sus seres queridos; de amaneceres estudiando para completar sus metas propuestas, y de las tardes de pación pasadas al lado de la mujer más magnifica... Contaban tantas cosas, tantas memorias guardadas en lo profundo de su alma, mi alma, que perfectamente podría quedarme viendo esos ojos todo el día.
- “¿Qué te pasó?”, -me preguntó mi versión de la ventana, interrumpiendo mis pensamientos.
Finalmente aparté renuente la mirada, observando al mismo tiempo mi reflejo en el cristal; marrones ojos opacos ausentemente me devolvieron la mirada. Suspiré. Sonreí.
- “¿Y tú que crees? La vida”
Caminaba por una calle de mi ciudad, de repente alguien, una señora de edad avanzada, se asoma a la ventana de su casa y ella simplemente me mira por un momento, que tal vez no duró más de un segundo, el caso es que su mirada me asombró inmensamente por la calidez que irradiaba, lo que me llevo a deducir que se trataba de una persona de buen corazón, noble, esa fue la impresión a primera vista que tuve de ella, ya que me miró como se mira a alguien muy querido, podría ser una hija o una nieta. Yo traté de continuar mi camino pero no pude dejar de volver a mirarla a lo que ella sonrió y me dijo: hijo deseo que tengan un excelente día, que encuentres todo lo que buscas y logres llegar a tu destino con éxito.
Como caminante de esta ciudad, llena de imperfecciones y de personas a quienes te daría temor emprender una conversación con ellas, juro que la señora de la ventana me transmitió tal confianza y deseos de conocerla que a los días siguientes cuando volví a pasar frente a su casa le llevé unos bocadillos preparados por mi mamá, agradeciéndomelos la hermosa señora con un gesto de cariño inmenso.