MI CONDENA
Después de la creación todo era felicidad vivíamos en el paraíso y nada nos faltaba, hablo del paraíso porque cada quien podía estar en el lugar que quería o que le convenía estar, a mí por todas mis características me favorecía estar en el desierto y ese para mí era mi paraíso. Todo era bueno, nada faltaba, pero había que trabajar para conseguir las cosas y en ese punto dejaba de ser el paraíso, no quería hacer nada, quería estar echado todo el tiempo, disfrutando del paisaje, esperando que otro me trajera de comer y de beber; aunque al principio fue así, los demás animales se cansaron de esta situación y me comenzaron a insistir en que también los debía ayudar.
No quería hacerlo, simplemente quería vivir echado y comiendo, como ya lo he dicho antes, y eso hice por mucho tiempo me la pasé así, día tras día todo me daba más pereza, no me movía para nada y sin notarlo encima de mí iba creciendo algo, algo extraño, algo que no tenía desde mi creación y que aunque se me hizo raro no le presté atención y seguí tal cual como estaba. Comía, tomaba agua y dormía echado, no me levantaba ni para estirarme.
Fue pasando el tiempo y cada vez crecía más aquello que todos comenzaron a llamar joroba, incluso así me llamaban siempre, sin importarles lo que yo dijera. Hacían burlas con relación a aquella joroba y yo solo podía reclamarles por no tener respeto, ni compasión conmigo, ellos entre más les decía más burlas hacían, decían que me había salido por no querer trabajar, que por estar echado toda la comida se me había ido a mi lomo formando aquel extraño volumen y que ahora de verdad no iba a poder volver a hacer nada. Yo les decía entre gritos que no era así, que eso no me había salido por nada de lo que decían y les dije que sí podía hacer lo que quisiera. Al intentar levantarme no lo logré, sin poder con mi propio peso más el de la joroba caí al suelo de inmediato, todos se burlaron y yo quedé sin poder decir nada.
Pasaron los días y no me atrevía a levantarme nuevamente, tenía temor de no poder hacerlo, de volver a caer al suelo y que todos siguieran con las burlas. Pero tampoco quería seguir echado, ya ese no era un paraíso para mí, quería poder trabajar, conseguir mi propio alimento e incluso correr por el inmenso desierto, fue después de pensar todo esto que decidí intentarlo una y otra y otra vez, decidí que no me iba a dar por vencido que tenía que demostrarme que podía, para así mismo demostrarle a los demás que ya no quería ser una carga para ellos, y aunque se habían burlado de mí me ayudaron a comprender que solo estaba pagando la condena de la pereza y que ahora debía vencerla para no quedarme estancado.
SIN UN NO SE POR QUE ME PONGO TRISTE
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que se supone que hay que responder? ;;--;;
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