mensaje que transmite Lucas 19-1-10 y Juan 8 -1-11 Mateo 4 1-11por favor
Respuestas a la pregunta
Invite a un voluntario a pasar al frente de la clase. Indique al alumno que fije la atención en algún objeto del salón durante 30 segundos, sin quitarle la mirada. Cuando comience a hacerlo, intente distraerlo para que desvíe la mirada. Por ejemplo, puede mostrar objetos de colores llamativos, hacer fuertes ruidos u ofrecerle alimentos. Después de 30 segundos, pregúntele:
esta es mateo 4-1-11 ¿Cómo te fue? ¿Por qué te fue posible o no mantenerte concentrado?
¿En qué pensaste durante los 30 segundos?
Pregunte a la clase:
¿En qué se parece esa experiencia a nuestros esfuerzos por mantenernos centrados en obedecer los mandamientos del Padre Celestial? ¿Qué podrían representar los intentos por distraer al alumno? (El tentarnos a pecar).
¿Por qué Satanás nos tienta a pecar? (Véase 2 Define 2:17–18, 27).
y esta es juan 8-1-11 Jesús fue al monte de los Olivos.
Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles.
Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos,
dijeron a Jesús: “Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.
Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?”.
Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo.
Como insistían, se enderezó y les dijo: “El que no tenga pecado, que arroje la primera piedra”.
E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo.
Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: “Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Alguien te ha condenado?”.
Ella le respondió: “Nadie, Señor”. “Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete, no peques más en adelante”.
Palabra del Señor
esta es lucas 19-1-10 Lucas 19:11-28
La Palabra de Dios
Cuando Jesús estaba ya cerca de Jerusalén, dijo esta parábola, pues los que lo escuchaban creían que el Reino de Dios se iba a manifestar de un momento a otro. "Un hombre de una familia noble se fue a un país lejano para ser nombrado rey y volver después. Llamó a diez de sus servidores, les entregó una moneda de oro a cada uno y les dijo: "Comercien con ese dinero hasta que vuelva". Pero sus compatriotas lo odiaban y mandaron detrás de él una delegación para que dijera: "No queremos que éste sea nuestro rey". Cuando volvió, había sido nombrado rey. Mandó, pues, llamar a aquellos servidores a quienes les había entregado el dinero, para ver cuánto había ganado cada uno. Se presentó el primero y dijo: "Señor, tu moneda ha producido diez más". Le contestó: "Está bien, servidor bueno; ya que fuiste fiel en cosas muy pequeñas, ahora te confío el gobierno de diez ciudades". Vino el segundo y le dijo: "Señor, tu moneda ha producido otras cinco más". El rey le contestó: "Tú también gobernarás cinco ciudades". Llegó el tercero y dijo: "Señor, aquí tienes tu moneda. La he guardado envuelta en un pañuelo porque tuve miedo de ti. Yo sabía que eres un hombre muy exigente: reclamas lo que no has depositado y cosechas lo que no has sembrado". Le contestó el rey: "Por tus propias palabras te juzgo, servidor inútil. Si tú sabías que soy un hombre exigente, que reclamo lo que no he depositado y cosecho lo que no he sembrado, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Así a mi regreso lo habría cobrado con los intereses". Y dijo el rey a los presentes: "Quítense la moneda y dénsela al que tiene diez". "Pero, señor, le contestaron, ya tiene diez monedas". Yo les digo que a todo el que produce se le dará más, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene. En cuanto a esos enemigos míos que no me quisieron por rey, tráiganlos aquí y májenlos en mi presencia"." Dicho esto, Jesús pasó adelante y emprendió la subida hacia Matusalén.