Religión, pregunta formulada por yoinerpacheco08, hace 1 mes

mensaje espiritual y moral del libro de la biblia abdias

Respuestas a la pregunta

Contestado por foxyelpro26
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Respuesta:

La profecía de Abdías se refiere a la cuestión de las relaciones entre Judá y Edom. Hemos identificado varias características humanas manifestadas durante nuestra lectura de esta profecía. Por eso será útil meditar en nuestras relaciones, las relaciones que tenemos en la vida diaria – primero, entre nuestro Dios y Su Hijo; segundo, entre nuestro prójimo. Lo que sigue son pequeñas ideas personales (o mejor dicho, en lo que pensaba durante la lectura de Abdías).  Puede ser que sirvan para una ayuda mientras esperamos la llegada de Nuestro Rey.

La altivez

Nos llama a enfrentar el increíble costo del orgullo. Abdías nos aconseja arrepentirnos de nuestra soberbia, a buscar reconciliación con quienes hemos roto relaciones, y a vivir una vida de perdón y misericordia.

Se encuentra varias raíces de las palabras hebreas que expresan la idea de orgullo, y las versiones castellanas las traducen “arrogancia”, “jactancia”, “soberbia”, “altivez” y ocasionalmente “orgullo” (Job 38:11; Daniel 5:20). Todas estas raíces significan originalmente “exaltado”, “alto”, “elevado” y encierran la idea de gloria y majestad. ¡Quien se atribuye grandeza a sí mismo es culpable de orgullo! Este es la esencia del pecado, pues asume para el hombre (o para un pueblo) la gloria que solo a Dios corresponde.

¿Por qué tengo aspiraciones de la grandeza de mí mismo? Las respuestas pueden ser muchas.  Hoy en día las tentaciones nos confrontan de todas direcciones, de la radio, la televisión, la publicidad en las calles… Su mensaje anuncia: Tiene que aumentar las posesiones, luchar para el mejor puesto en el trabajo, probar su inteligencia, ganar más, vencer a los demás, gozar en reputación y adulación… ¡Somos tentados de todas direcciones!

Todo lo que tenemos, todo lo que somos, viene de Dios. El consejo se encuentra en la Palabra:

“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: «No te desampararé ni te dejaré».” (Hebreos 13:5)

El secreto de tal contentamiento es el aprender a confiar en Dios para lo que sea necesario. Somos alentados a agradar a Dios, recordando el estilo de vida de aquellos dirigentes que fueron los primeros en llevarles el evangelio. Los líderes vienen y se van, pero Jesucristo, en quien ellos confiaron y a quien siguen, es el mismo hoy como lo fue ayer. También seguirá siendo el mismo por los siglos.

En Cristo todo orgullo ha sido anulado (1 Corintios 1:24–30) pues todo lo hemos recibido de gracia. Solo podemos gloriarnos en Cristo (Gálatas 6:14; Filipenses 3:3) y por tanto gozarnos en lo que Dios realiza en nosotros (2 Corintios 6:3–10).

Lo que siembro

El estudio de Abdías nos enseña claramente el peligro de guardar la enemistad entre hermanos. Pablo define este tema principal de Abdías en Gálatas 6:7

“No os engañéis; Dios no puede ser burlado; pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”

Preguntamos entonces: ¿Soy culpable de sembrar la discordia o el amor entre la comunidad de los fieles?

Con el v.6, el Apóstol cambia de tema (aunque sí quizá tenga alguna relación con el llevar las cargas mutuamente): el de la responsabilidad de cubrir las necesidades de los obreros cristianos. Aunque es posible que Pablo tenga en mente algo más que el dinero cuando dice: toda cosa buena. Ser mezquinos al dar, ya sea en lo económico o en otra área, es como burlarse de Dios. Pero en realidad, Dios no puede ser burlado (v.7), y si dedicamos nuestros recursos para sembrar para la carne, es decir, satisfacer a nuestra naturaleza pecaminosa en lugar de satisfacer al Espíritu, recibiremos lo que merecemos (v.8).

El Apóstol concluye esta sección de la carta con un resumen de cómo espera que actúen los gálatas (vv.9-10): “No nos cansemos, pues, de hacer bien…”. En cada oportunidad debemos realizar el esfuerzo de hacer lo que es bueno, y estar especialmente alertas para satisfacer las necesidades de la comunidad de los fieles. Aunque puede haber muchas cosas que nos desanimen en el camino, debemos cobrar ánimo frente a la seguridad de que Dios defenderá a su pueblo.

En el momento apropiado, seguramente cosecharemos la plenitud de la benignidad de Dios

Guarda mi actitud

El Señor toma muy en serio las promesas que ha hecho en el pacto. En Génesis 12:1–3 prometió bendecir a aquellos que bendicen a su pueblo y maldecir a los que lo maldicen. El Señor se ha identificado tanto con Su pueblo, que:

maldecir a su pueblo es maldecirlo a Él,

rechazar a su pueblo es rechazarlo a Él.

El fin de Edom anticipa entonces el destino de todos los que atropellan al pueblo de Dios. El Señor está determinado a permanecer fiel a Su

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