mensaje de las cartas católicas
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
SANTIAGO
Santiago, apóstol de Jesús, gobernó la comunidad cristiana de Jerusalén desde el año 42 d.C. en adelante y sufrió el martirio en el año 62. Él compuso su carta hacia el año 60, dirigiéndola a los cristianos de la diáspora, es decir, a los cristianos de origen judío dispersos por todo el mundo grecorromano.
El mensaje de esta carta se centra en la exigencia de la coherencia entre fe y conducta. Para ello, se sirve de algunas de las enseñanzas de Cristo en el Discurso de la Montaña. Hace recomendaciones sin seguir un orden: Comienza con instrucciones sobre la paciencia en las pruebas, el respeto a la dignidad de los pobres; luego, muestra la necesidad de las obras que tienen que acompañar a la fe siguiendo como algunas recomendaciones concretas, entre las que sobresalen los sermones a los ricos, el valor de la oración y unción sobre los enfermos.
Respuesta:
Los escritos atribuidos a: Santiago, Pedro, Juan y Judas se llaman Cartas Católicas, porque no tienen un destinatario particular. Su mensaje está dirigido a toda la Iglesia Universal, es decir, a todas las personas.
Estas cartas no tienen carácter epistolar, son más bien “homilías”, breves exposiciones y juicios doctrinales seguidas de algunas normas prácticas.
En ellas se anima a permanecer en la Sana Doctrina y se desenmascara a los falsos maestros. También se invita a hacer vida y obrar la fe, practicando las virtudes cristianas.
Las cartas Católicas son siete: Santiago 1ª y 2ª; Pedro 1ª, 2ª y 3ª de Juan y Judas
SANTIAGO
Santiago, apóstol de Jesús, gobernó la comunidad cristiana de Jerusalén desde el año 42 d.C. en adelante y sufrió el martirio en el año 62. Él compuso su carta hacia el año 60, dirigiéndola a los cristianos de la diáspora, es decir, a los cristianos de origen judío dispersos por todo el mundo grecorromano.
El mensaje de esta carta se centra en la exigencia de la coherencia entre fe y conducta. Para ello, se sirve de algunas de las enseñanzas de Cristo en el Discurso de la Montaña. Hace recomendaciones sin seguir un orden: Comienza con instrucciones sobre la paciencia en las pruebas, el respeto a la dignidad de los pobres; luego, muestra la necesidad de las obras que tienen que acompañar a la fe siguiendo como algunas recomendaciones concretas, entre las que sobresalen los sermones a los ricos, el valor de la oración y unción sobre los enfermos.
PEDRO
Pedro, apóstol y cabeza de la Iglesia, escribió sus cartas hacia los años 64-67 d.C. dirigiéndolas a los fieles del Asia Menor, a gentiles que habían sido evangelizados por Pablo.
En ellas, tras dar gracias a Dios por habernos salvado mediante Jesucristo, desarrolla algunos aspectos de la vida cristiana derivada del Bautismo: la llamada a la santidad, la conducta ejemplar del cristiano en medio del mundo, la paciencia en las tribulaciones grandes o pequeñas y, finalmente, el buen comportamiento de los presbíteros con los fieles y viceversa; es decir, muestra la misión y unión de la Iglesia primitiva en medio de una sociedad alejada de Dios.
Doctrinalmente destaca la enseñanza sobre el sacerdocio común de los cristianos y sobre el descenso de Cristo a los infiernos. En este sentido es muy parecida a la de San Judas.
JUDAS
Judas, apóstol y hermano de Santiago, compuso su carta hacia los años 62-67 d.C. dirigiéndola a los cristianos convertidos del judaísmo, que en ese momento se encontraban dispersos por territorios del imperio romano, expuestos a unos supuestos maestros de la verdad, que en realidad eran portadores de falsedades. En ella encontramos temas similares a los de la segunda carta del Evangelio. Judas se ve en la necesidad de escribir esta carta, para animar a los fieles a mantenerse firmes en la fe y en la caridad, en contraste con aquellos hombres que tienen una conducta blasfemia y libertina. Finaliza con una solemne alabanza a Dios por Cristo.
JUAN
Juan, apóstol de Jesús, es el autor de la primera carta y del Evangelio que lleva su nombre, el autor de la segunda y tercera carta tal vez sea un cristiano perteneciente a la comunidad Joánica y conocido por el nombre de Juan el presbítero. Fueron escritas alrededor de los años 95-100 d.C. Tardaron en ser aceptadas dentro del canon de los libros inspirados. De las tres cartas de Juan, sólo la segunda y la tercera son propiamente cartas. La primera es un tratado sobre la fe auténtica y la vida común formulada como meditación. La segunda está dirigida a una comunidad cristiana amenazada por gnósticos que no confiesan a Jesucristo hecho carne. La tercera va dirigida a una persona particular que se llama Gayo.
Nos dice Juan que el cristianismo no es una nueva forma de conocimiento, sino el reconocimiento del amor que Dios nos tiene. Su mensaje sigue siendo actual para poder conocer cuál es la verdadera dimensión de Cristo, de esta manera vivir con total autenticidad nuestra fe.