Mencionar el mayor anhelo de Alejandro Magno al invadir tantos territorios
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Respuesta:
La batalla del Gránico está en su momento más crítico. Frente a la caballería persa se alza el bosque de lanzas de las tropas macedonias. El viejo Parmenión, un general experimentado, ha aconsejado a Alejandro no precipitarse en la ofensiva contra las huestes enemigas. Aun así, el soberano arremete con temeridad contra los persas a lomos de su caballo. Es un joven rebosante de vigor que no conoce el miedo. Sus enemigos lo reconocen con facilidad por las dos largas plumas blancas que adornan su casco. Lucha sin pensar en sí mismo, con pasión y precisión asesina.
De pronto, en una junta de la coraza de Alejandro se aloja un dardo. No sufre herida alguna, solo se queda desconcertado un instante, pero basta para que dos jinetes persas se abalancen sobre él. Esquiva al primero; el segundo acerca el caballo hasta él por el flanco y blande su hacha sobre la cabeza del enemigo.
«Le rompió el penacho y la pluma de ambos lados, y aunque el casco aguantó bien y austeramente el golpe, el filo del alfanje tocó los primeros cabellos.» Con estas palabras describe el historiador griego Plutarco en su biografía de Alejandro Magno el dramatismo de este episodio crucial del año 334 a.C. El jinete persa se dispone a asestar el segundo golpe, pero un oficial macedonio llamado Clito el Negro se le adelanta y lo traspasa con la lanza. Con este gesto, Clito no solo salva la vida del joven rey macedonio, sino también su proyecto vital: la conquista y el sometimiento de Asia.