menciona como precio mente contribuye la trama de la música
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
espero te sirva
Explicación:
la música fortalece el aprendizaje y la memoria regula las hormonas relacionadas con el estrés permite evocar esperanza y recuerdo en decir sobre los latidos la presión arterial y el pulso de la médula la velocidad de las ondas cerebrales
Respuesta:
Ñoche, perdón pero abajo hy de na explicación:
(ʘ言ʘ╬)
Explicación:
La música es el refugio de las almas ulceradas por la dicha”.
(Ciorán)
Las emociones, tan de actualidad entre filósofos, psicólogos y neurocientíficos, no existían como categoría conceptual dos siglos atrás. Hay que señalar que, en puridad, las emociones no adquirieron el estatuto de categoría psicológica singular hasta el siglo XIX y con su introducción se desvanecieron los conceptos de apetito, pasión y afectos. Se pretende ahora que el concepto de “emoción” abarque cualquier matiz del espectro de estados mentales, llegando incluso a crear nuevos constructos como el de “cociente emocional” en analogía directa con el “cociente intelectual”.
Una primera aproximación sobre el origen histórico de las teorías modernas de las emociones la avanzó Solomon, R. C. (1976) en The Passions: emotions and the meaning of life. Revelaba allí que los pensadores occidentales se mostraron proclives, hasta la segunda mitad del siglo XX, a otorgar un significado negativo a las emociones, las reputaban somáticas, involuntarias e irracionales. Solomon culpa de esa visión negativa al peso del racionalismo que postulaba el antagonismo entre emoción y razón.
En la historia de la psicología de expresión inglesa se produjo, entre 1800 y 1850, un cambio radical en el vocabulario establecido en torno a los conceptos de esperanza, miedo, amor, odio, alegría, tristeza, angustia, etc. Estas nociones dejaron de considerarse pasiones o afecciones del alma, e incluso sentimientos, para erigirse en emociones. Dixon, Th. (2003) (1) atribuye esta sustitución a la secularización de la psicología. Antes de la aparición del vocablo “emociones” se prefería, entre la gama de términos disponibles, el de pasiones para designar el universo nebuloso de impulsos cuando no de determinados trastornos de la mente.
Charles Darwin (1809–1882) abordó la expresión de las emociones ya en 1838, cuando consideraba que lo que entonces denominaba “nuestras pasiones” eran signos de un pasado animal. Sin embargo, el análisis evolucionista que aparece en su Expression of the emotions in man and animals (1872) donde explora el origen y la naturaleza de la mente, profundiza en las expresiones faciales y corporales de las emociones, encontrando respaldo en sus resultados para su hipótesis de un origen común de las expresiones emocionales, aunque no pudo descubrir una función social o comunicadora de estas emociones. En su teoría, las emociones remiten a un amplio espectro de estados mentales, pero nunca se esforzó por explicar los orígenes o funciones de los sentimientos emotivos, ni tampoco se propuso definir o clasificar las emociones “per se”. Sólo parecía interesarle la fisiología y el comportamiento asociado a ellas. Para dar cuenta del proceso de conexión de las emociones con determinados comportamientos Darwin apelaba a tres principios: el de los hábitos asociados útiles, el principio de antítesis, que establece que un estado opuesto tendería a expresar una acción opuesta, y, por último, el difuso, principio de la acción directa del sistema nervioso.