MENCIONA 2 ACONTECIMIENTOS CLAVE PARA LA PRODUCCION DE CARNE EN EL PAIS
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Normalmente, la primera opción más evidente es aumentar la eficiencia del uso del agua
reduciendo las pérdidas en el proceso de producción. Técnicamente, ‘eficiencia del uso del
agua’ es un ratio sin unidades que se puede calcular a cualquier escala, desde el sistema de
riego hasta el punto de consumo en el campo. Generalmente se aplica a cualquier gestión
que reduzca el uso no beneficioso del agua (por ejemplo, reducción de fugas o pérdidas por
evaporación durante el transporte y la aplicación del agua). La segunda opción es aumentar
la productividad del agua. Esto supone obtener más cultivo o más valor por volumen de agua
aplicado. La tercera opción es re-asignar el agua a usos de más valor mediante transferencias
intersectoriales (transferencias al suministro municipal, por ejemplo) o transferencias
intrasectoriales, limitando el área regada para un determinado cultivo para reducir la
evapotranspiración o desviando el agua a cultivos más valiosos.
Claramente hay opciones para gestionar la demanda de agua para agricultura en el tiempo y en
el espacio. Sin embargo, a menudo se hace demasiado énfasis en la primera opción, dirigiendo
todos los esfuerzos a reducir las ‘pérdidas’ de agua en los sistemas de distribución de riego. Hay
dos factores que limitan la viabilidad y el impacto de la reducción de las pérdidas de agua.
En primer lugar, solo una parte del agua ‘perdida’ durante su extracción para usos beneficiosos
(definida como el agua desviada para fines con beneficios claros y tangibles, como uso doméstico,
riego, o procesado y refrigeración industrial), se puede recuperar de forma efectiva a un coste
razonable. En segundo lugar, parte del agua ‘perdida’ entre su origen y el usuario final vuelve
al sistema hidrológico, bien por percolación en los acuíferos o bien como caudal de retorno
a los sistemas fluviales. La proporción de agua que se pierde en consumo no beneficioso, por
evaporación o por drenaje a masas de agua de baja calidad o al mar, varía según las condiciones
locales. Es necesario estudiar con detalle las posibilidades reales de reducir las pérdidas de agua
para evitar el diseño de estrategias de gestión de la demanda ineficaces y costosas.