me pueden decir la hipótesis de los alimentos transgenicos, es para un ensayo
Respuestas a la pregunta
Hipótesis sobre los alimentos transgénicos.
Transgénicos… ¿buenos o malos?
introducción
Para analizar el tema de los transgénicos es necesario partir de definiciones claras de algunos conceptos: Plaguicidas, herbicidas y transgénicos. Esas tras cosas definitivamente son diferentes y no sinónimos como muchos piensan.
Los plaguicidas son productos químicos que busca proteger alimentos (desde la producción, almacenamiento, transporte, etc.,) de daños producidos por plagas (animales, insectos o plantas). Son ampliamente utilizados por los agricultores por evitan daños significativos a su producción. Estos pueden llegar a combatir, por ejemplo, determinado insecto cuyas larvas se comen los productos, pero en el proceso también mata a un montón de otras especies inofensivas y útiles para los ecosistemas. Se calcula que entre el 95 y 98% de los plaguicidas llegan a un destino diferente al deseado, es decir, a ríos, mares, animales, personas, entre otros, afectándolos de forma desastrosa en algunos casos, ya que pueden llegar a ser sumamente tóxicos teniendo comprobados efectos nocivos para la salud, pudiendo llegar a producir cáncer, fallas en el sistema inmunológico, nervioso o reproductivo.
Los herbicidas, que son un tipo de plaguicida, son productos químicos usados para eliminar plantas indeseadas. Se sabe a ciencia cierta que limita de forma desastrosa la biodiversidad y tiene efectos negativos en diversos ecosistemas. El herbicida más famoso y controversial es el glifosato, propiedad de la empresa Monsanto, ahora subsidiaria de la alemana Bayer.
Nudo o Cuerpo
Muy al margen de pesticidas, plaguicidas y Monsanto, existen los productos genéticamente mejorados, llamados también transgénicos. La modificación genética de alimentos es sinónimo de agricultura, no solo en la época moderna, sino también en la antigüedad, habiendo rastros de ello que datan de hace más de 10000 años antes de Cristo, donde se guardaban semillas de las mejores cosechas para sembrarlas al año siguiente o se seleccionaban para la cría los ejemplares más fuertes, haciendo esto una y otra vez a través de los siglos, las especies han ido mejorando, en cantidad y calidad.
El problema con los transgénicos nace de un vínculo de algunos tipos de transgénicos resistentes a herbicidas con los herbicidas. El más famoso herbicida, el glifosfato, es un producto químico por demás perjudicial para la salud y para los ecosistemas, el mismo fue motivo de innumerables demandas que sus creadores, Monsanto, perdieron en estrados judiciales de diversos países. Pero esto no debe verse como pecado de los transgénicos. Las semillas resistentes al glifosfato no son nocivas, pero sí lo es el glifosfato. Por el contrario, diversas plantas modificadas genéticamente logran reducir el uso de plaguicidas artificiales mucho más nocivos.
Otra ventaja notable de usar plantas más eficientes, durables y sanas es que el espacio que la agroindustria le quita a la naturaleza es, lógicamente, menor, porque se producirá más con menos.
Un dato curioso sobre el ADN es que todos los seres vivos compartimos la química del agua y la de los ácidos nucleicos (y las proteínas) debido a que provenimos de un tronco común, es decir, tenemos el mismo origen. Los humanos tenemos 60% de similitud genética con un plátano, 90% con un gato, 99% con los chimpancés, y, además, los humanos tenemos 145 genes de origen microbiano; por lo que las funciones esenciales del metabolismo y del funcionamiento de la vida son las mismas, algo que refuta la hipótesis de que no es correcto mezclar genes entre especies por ser estos muy diferentes, cuando en los hechos esto no es cierto.
Debemos exigir al gobierno que se prohíban los pesticidas nocivos, como el glifosato, difenilamina, chlorpropham, entre otros, sobre los cuales curiosamente pocas personas protestan estos días; debemos exigir que se fomente el estudio de la tecnología biogenética, para que tengamos, como país, los insumos necesarios para poder tener una soberanía alimentaria en base a tecnología propia, que nos permita producir alimentos resistentes a plagas, enfermedades, que tengan mayor vida útil, y propiedades médicas, siguiendo parámetros científicos que permitan el uso racional de los recursos, dando descansos ecológicos y rotación de cultivos, en base a políticas de investigación científicas que nazcan tanto de universidades como de iniciativas estatales y privadas.
Conclusión
Vivimos en la era de la información, donde ya nadie debería creer en algo solo por el hecho de que la mayoría lo hace. Tenemos la obligación intelectual de dudar, investigar y refutar con argumentos, lógica y sentido común todo lo que se nos quiere inculcar, por lo que te invito q revisar más sobre el tema en páginas serias y responsables, y canales de YouTube que tienen excelentes documentales.