me pueden decir con sus palabras un poema sobre la delincuencia
Respuestas a la pregunta
Encontrarme en un mundo sórdido, solitario y vacío
Donde la única propuesta es pensar lejos del mundanal ruido
Alimentando las ganas de vivir lejos de este mundo frio…
Me hace comprobar que es una selva de cemento donde vivo
Que en vez de haber solidarios, hay muchos impíos
Que llenan las calles de gentes, que han enmudecido
¡¡¡Pues el miedo a todos los ha vencido!!!
Ya no nos importa, a muchos lo que aquí pase
Cuando vemos personas audaces
Que a otros les roban hasta la vida
Sin importar la ilusión perdida
Que aquella persona pudo tener,
No importa si es hombre o mujer
Todos estamos expuesto a sucumbir
En las garras de la delincuencia
Que cuando se visten de oveja
Te quitan hasta tu identidad
Y por donde quiera que van
Se hacen llamar defensores
De tus derechos y opresores
Para también quitarte el pan
Y así tranquilos y sin afán
Siguen caminando igual
Lo mismo que un vulgar,
Ladrón de pacotilla
Que te roba en la mejilla
De un pueblo que no hace nada
Porque no es a ellos, la estocada…
me arrebatan la calma,
contemplo con asombro:
¡Gritos, sirenas, alarmas!
Otra vez los malvivientes,
que van dejando su marca,
en el cuerpo de un hombre,
que trabaja y no descansa.
Un disparo que lo hiere,
y lastima hasta su alma,
destruyendo el pan del día,
el de hoy y el de mañana.
¿Por qué vienen ayudar
cuando ya no hace falta?
Con sirenas y con luces
hacen ruido en la cuadra.
Un malnacido irrumpió
exigiendole dinero,
y marchó con el esfuerzo
del madrugador obrero.
Por dos pesos miserables
¡Hay asesinos que matan!
¡Es mentira que son pobres!
¡Serán lacras inhumanas!
Que truncan sueños, destinos
de inocentes que trabajan.
¿Qué les dirán a sus hijos
cuando su padre hoy no vaya?
¿Cómo les dirán que sus
besos no estarán mañana,
y que una fría tumba
será su nueva morada?
Las palabras se me asfixian,
en mi garganta atrapadas
y el dolor no se me aparta
al imaginar sus caras.
Camino cabizbaja,
regresando a mi casa...
mañana habrá más sirenas
y más luces cotidianas.
imágenes que repiten
en mi vida rutinaria,
a lo largo del camino,
a lo largo de mi patria.
Me acostumbro a observarlas,
y siento que nada pasa...
¡Quiero cambiar el destino
de estos hombres que matan!
¡No quiero madres llorando,
no quiero muertes y balas!
¡Quiero un país que trabaja,
que educa y luego descansa!
El poder esta en mi mano,
cuando me llamen luego ,
y me pidan que yo elija
el futuro de mi pueblo.