me pueden ayudar a buscar la mayor información de el mito "EL JUICIO EN PARIS "
doy 15 puntos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
El juicio de Paris fue el desencadenante de la Guerra de Troya, y todo comenzó por una disputa originada por una manzana de oro.
Según la mitología, en la Antigüedad era frecuente que los dioses se mezclaron con los mortales. Y así ocurrió, en las bodas del héroe griego Peleo con Tetis, que era una ninfa marina.
A esa boda, no fue invitada la diosa de la Discordia, Éride, quien decidió, fiel a su nombre, provocar la confusión y la pelea entre las diosa presentes. Para ello, acudió al banquete con una manzana de oro que tenía grabada la siguiente frase: “Para la más bella”, algo que rápidamente suscitó el interés de algunas diosas del Olimpo, que se creyeron merecedoras de tal título.
Tres diosas, Atenea, Afrodita y Hera se disputaron la dichosa manzana, dando origen a la expresión de la manzana de la discordia con el que describir el inicio de un enfrentamiento, una disputa o una pelea. Como no había consenso sobre qué diosa era la más bella, el padre de todos los dioses, Zeus, decidió encomendar esta difícil elección a un joven mortal llamado Paris, que era hijo del rey de Troya, Príamo.
Durante el juicio las tres diosas hicieron valer su poder de seducción, con el propósito de tentar al improvisado juez París, si éste fallaba a su favor. La diosa Hera, esposa de Zeus, le ofreció todo el poder que pudiera desear y el título de Emperador de Asia; Atenea, diosa de la inteligencia y de la guerra, le ofreció la sabiduría y la posibilidad de vencer todas las batallas a las que se presentase y, la diosa Afrodita, le ofreció el amor de la mortal más hermosa de Grecia.
El joven Paris, que era un príncipe muy terrenal, optó por la proposición de la diosa Afrodita, que a partir de entonces pasó a ser considerada como la diosa de la belleza. Pero su decisión tuvo graves consecuencias para su pueblo, ya que la mortal más bella, no era otra que Helena, la esposa del rey de Esparta, Menelao, cuyo rapto desencadenó en la guerra de Troya.
Ni que decir tiene que las ofendidas diosas Hera y Atenea tomaron partido por los griegos y no cejaron hasta que París y Troya fueron destruidos, hecho que glosa muy bien Homero en su Ilíada.
Al final, el juicio de Paris no es más que un pleito entre la vanidad de las deidades, que vino a poner de relieve la imposibilidad de pronunciar juicios que conformen por igual a todos los litigantes