Filosofía, pregunta formulada por dmrg9, hace 8 meses

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Opinión Personal del Intelectualismo Moral Socrático

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Contestado por tranfer10
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Respuesta:

Sócrates creía en la supremacía de la ley. Pensaba que la ley debía estar por encima de todas las cosas para que existiese un orden necesario en la vida.

De esta manera se entiende no solo su convencimiento hacia la supremacía de la ley y del rigor que esta revestía, sino que además de su sometimiento a la misma que concebía como elemento imprescindible en la sociedad. El filósofo era fiel creyente del orden jurídico. Pensaba que la ley no era el problema sino los hombres. Sócrates era un convencido de la necesidad de respetar la ley y de las decisiones jurídicas para el buen gobierno y la convivencia en una sociedad civilizada.

Según Sócrates, el buen ciudadano debe obedecer aún las malas leyes, para no estimular al mal ciudadano a violar las buenas. Fue el iniciador del intelectualismo, pues establece una relación entre el saber y el actuar, y la dependencia del actuar con el conocimiento. Principios aplicados inclusive en el Derecho actual al establecer la culpabilidad de las personas. Pensaba en que “solo existe un bien: el conocimiento, y que solo hay un mal: la ignorancia”, lo cual quiere decir que el hombre actúa de forma indebida por falta de conocimiento. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que el hombre es libre cuando logra controlar sus instintos.

Aportes socráticos

Sócrates es considerado el padre de la filosofía política y de la ética.  El gran filósofo estudia la naturaleza de las cuestiones éticas y coloca al hombre en el centro de la reflexión. Quizás su contribución más importante al pensamiento occidental es su modo dialéctico de indagar, conocido como el método socrático que a través del diálogo busca la verdad. El método era aplicado para el examen de conceptos morales clave, tales como el bien y la justicia.

Otro elemento fundamental del método socrático es la ironía en griego eironéia que significa disimulo, y precisamente eso era lo que hacía Sócrates ante sus interlocutores. El filósofo iniciaba el diálogo adulando al adversario, exaltando su fama y su habilidad y animándolo a exponer su propia opinión, y muy hábilmente se presentaba al público como un ignorante que se dirigía a los verdaderos sabios para aprender.

Por otra parte, tenía la capacidad de sacar razonamientos autónomos de sus interlocutores utilizando la mayéutica en griego maieutiké téchne, que en realidad era la técnica que utilizaban las matronas para traer los niños al mundo. Es preciso recordar que su madre ayudaba a las mujeres a dar a luz. Es curioso, pues el mismo Sócrates “obstetra de las almas” se consideraba estéril en sabiduría y expresaba que solo servía de partero –como su madre– para hacer florecer, a través del razonamiento las opiniones de sus interlocutores. En suma, la mayéutica es una metáfora que a través de ella se logra comprender aún mejor la verdadera esencia del método socrático.

Ética socrática

En su pensamiento resulta de especial interés por las cuestiones de naturaleza ética: temas como la virtud, la educación, la felicidad, la amistad, etc. El elemento en torno al cual gira toda la reflexión moral de Sócrates es la noción de virtud, en griego areté, a quien el filósofo le dio otro significado, pues para los griegos de la antigüedad, la virtud se identificaba con la capacidad de cualquier cosa de destacar respecto de su propia función. Por ejemplo, en el reino animal la virtud del león era la fuerza y la del guepardo la velocidad, en los objetos la virtud de los ojos era ver y la del arco disparar flechas. En lo concerniente al ámbito humano, la virtud solía identificarse con el valor militar, con la capacidad de combatir con valentía, con el vigor físico, etc.

Por su parte, Sócrates no solo consideraba que la virtud pudiese enseñarse, sino que la interpretó como una cualidad exclusivamente interior. Sócrates concebía la virtud como ciencia, al considerar que el hombre solo podía distinguir entre lo que está bien y lo que está mal a través de la razón y el conocimiento. Para Sócrates la virtud consistía en el ejercicio de la razón. Razón y virtud eran concebidas como si estuvieran unidas indisolublemente. En suma, como la virtud puede ser enseñada o aprendida, cualquiera que la desee puede aproximarse a ella y cultivarla.

Llama poderosamente la atención que para el filósofo la felicidad no consistía en la posesión de bienes materiales ni en la búsqueda del placer, por el contrario, se refería a la vida interior de los hombres y la identificaba con el perfeccionamiento moral de la propia alma. En Sócrates, ética y felicidad se identifican: solo el hombre virtuoso (justo y sabio) puede ser realmente feliz; el malvado (injusto e ignorante) tiene vedada la felicidad.

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