Castellano, pregunta formulada por vegetus121, hace 10 meses

me dicen el resumen del cuento (el espejo del mandarin)plse es para lengua

Respuestas a la pregunta

Contestado por angie300v
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Respuesta:

Una de las historias más antiguas que se cuenta del sabio Feng ocurrió durante la época de la gran peste. Los campos estaban cubiertos de cadáveres insepultos, con la cara y las manos marcadas por las pequeñas llagas de la enfermedad. Esas marcar parecían ideogramas de una lengua desconocida; Pero, por más extrañas que fueran nadie ignoraba su significado.

A falta de males, nació una rivalidad mortal entre Chou, el mandarín de Sur y Dang, el mandarín del norte. Dang había ofrecido una fortuna a quien se atreviera a matar a su enemigo. Chou temía por igual a la peste y a Dang. Por eso había renunciado a abandonar su enorme habitación. Para sentirse más seguro, hizo que le fabricaran una cerradura que solo podía abrirse desde el interior. Su Única diversión era ataviarse con sus mejores trajes y mirarse en un gran espejo. Pensaba que el lujo era una armadura que el lujo no podía atravesar.

Una mañana, los sirvientes golpearon a su puerta pero Chou no le abrió. Cuando a la tarde derribaron la puerta, lo encontraron tendido en el suelo, con un tajo en la garganta, la cara hundida en un lago de sangre. A su lado, una daga de orto. Su médico, el doctor Tsau, Paso un paño embebido en vinagre de cereza por la cara del mandarín. Pero Chou no reaccionó: estaba tan muerto como los cuerpo que la peste acumulaba en los campo y que la nieve los empezaba a cubrir.

No había duda de que el crimen era obra del mandarín Dang, pero faltaba saber quien de los habitantes del palacio había entrado en la sala para cortar la garganta de Chou. Intervino en el caso la policía imperial, que interrogo a los sirvientes, a los cocineros, a los jardineros y al médico sin conseguir ninguna respuesta. Fue entonces cuando llamaron al sabio Feng que Vivian en una cabaña alejada, y que nunca había entrado en un palacio.

El doctor Tsau acompaño al sabio Feng a la habitación del mandarín y le mostró el gran espejo “los sirvientes, son fácil presa de la superstición. Como la puerta no se abría desde afuera creían que el asesino solo pudo entrar por el espejo. Han quitado todos los espejos del palacio para no morir ellos también”. El médico rió y los enviados de la policía imperial también rieron. Todos rieron menos Feng. Solo dijo:”un espejo también es una puerta”.

Feng observó todo en la habitación, aun las sandalias del mandarín, los pliegues de las sábanas y las mariposas que habían muerto por acercarse a la lámpara. Luego fue a la sala destinada a los rezos, donde el cadáver esperaba el funeral. Allis pidió que lo dejaran solo con el cuerpo del mandarín, que permanecía sumergido en una cuba de aceite de cedro.

A la mañana siguiente. Feng se encontró con el doctor Tsau y con los enviados de la policía imperial en la misma habitación donde se había cometido en crimen. Todos esperaban el nombre del asesino.

“La peste es la culpable”, dijo el sabio Feng.

“Extraña marca para la peste un tajo en la garganta”, dijo el doctor Tsau.

Feng no hizo caso a la broma.

Chou tomaba fuertes pócimas para dormir, que le daba su mismo médico, el honorable doctor Tsau.

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