Religión, pregunta formulada por herbozodiego1, hace 5 meses

Me dicen 6 practicas que puedo hacer para alcanzar la santidad

Respuestas a la pregunta

Contestado por becky2828
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Respuesta:

1. Ser conscientes de la presencia de Dios

2. Darse un tiempo todos los días para orar

3. Leer todos los días un pasaje de la Biblia

4. Asistir con frecuencia a la Iglesia

5. Guardar los mandamientos de Dios

6. Cumplir los mandamientos

7. Arrepentirte de tus pecados

Contestado por wachuchurumi55
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Las buenas obras
Tener a dios en la boca con bellas palabras, y en el corazón con buenos afectos, no basta; es necesario tenerle, como Simeón en los brazos por medio de las buenas obras.
A veces nos pasamos mucho rato hablando de Dios y pensando en Él esto en principio es bueno. Pero el filósofo también puede hacer lo mismo, es decir hablar y pensar en Dios, pero de esto no se sigue necesariamente que el filósofo ame a Dios, igual que no se sigue, que tu o yo, por el hecho de que estemos muchas horas al día hablando y pensando en Dios, amemos a Dios. Es necesario, no sólo tener a Dios en las palabras y el corazón, sino que también hay que tener a Dios en los brazos, como Simeón, y lo tenemos en los brazos por medio de las buenas obras. Si decimos con los labios que amamos a Dios, si pensamos con el alma que realmente lo amamos, pero no lo servimos por medio de las buenas obras somos unos hipócritas y mentirosos.

Sufrir los defectos del prójimo
¿Cuándo llegaremos a sufrir por caridad los defectos de nuestro prójimo? Ésta es la principal y más excelente lección que nos han dado los Santos, dichosos quien la haya aprendido bien.
Sufrir por caridad los defectos de nuestro prójimo. Rápidamente nos enfadamos, nos encolerizamos porque nos fallan, porque nos hacen daño, porque nos insultan, porque nos tratan mal, y por mil cosas, nos cuesta sufrir por caridad los defectos de nuestro prójimo. Debemos de aprender la actitud de Cristo en la cruz, callar y sufrir por amor a Dios los defectos y pecados de nuestros hermanos. Esta es la gran lección que nos han dado los santos y si queremos tomar el camino de la santidad debemos imitarles.

Deja que hablen mal de ti
Si obramos bien, ¿qué importa que el mundo regañe, que culpe, que murmure? Dejar que digan; escucharlo, sufrirlo todo; no espantarse por nada y continuar con fidelidad y buen ánimo.
Que hablen mal de ti no te debe preocupar, si tu cumples con Dios, y con su Santa Iglesia, y esto no gusta a alguien no debes preocuparte. Lo importante es agradar a Dios, no agradar a los hombres. Cumple siempre y en todo lugar la ley de Dios, la ley del amor a Dios. Ama a Dios por encima de todo, y al prójimo amalo por amor a Dios, y todo lo demás no te preocupe. Estamos en esta vida para agradar con nuestro comportamiento y servicio a Dios, nuestro Señor. Que no te afecten las críticas. Ahora bien, si las criticas vienen, no de tu fidelidad a Dios, sino de tus defectos, toma con caridad la corrección fraterna de tu hermano, que viene a advertirte de que te estás desviando del camino del bien, y la verdad.

Hágase siempre la voluntad de Dios
Hasta las más mínimas acciones son grandes y excelentes, si las hacemos con la única mira y con la firme voluntad de agradar a Dios.
Este debe ser nuestro principal anhelos, como nos enseñó el Señor en el padrenuestro, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, que se haga la voluntad de Dios en nuestro vida, que busquemos siempre cumplir con la voluntad de Dios, aunque nos duela, aunque nuestro sentimiento nos lleve para otra parte.

No améis vuestras posesiones
¿Queréis que no os sea sensible la pérdida de las cosas del mundo? No deseéis con ansia lo que no tenéis, ni améis con exceso lo que poseéis.
No podemos vivir apegados a las cosas materiales. Evidentemente, si vivimos en este mundo, necesitamos cosas de este mundo, necesitamos una casa, por ejemplo, o un vehículo, pero no podemos vivir amando nuestro vehículo, o cualquier otra de nuestra posesiones, debemos tener puesto nuestro corazón en sólo Dios, él debe ser nuestra alegría y nuestro gozo.

Haz oración
Recogeos de cuando en cuando al interior de vuestra alma, allí, separado de los hombres, podréis tratar libremente con Dios los negocios de vuestra salvación.
Que no pase un día sin que hagamos oración. Aunque sea un breve rato, 10 minutos mínimo, aunque si es posible hagamos más. La oración es un diálogo de amor con Dios, si queremos entregarnos al servicio de Dios, si queremos amar a Dios sobre todas las cosas debemos pasar tiempo hablando de amor con el Señor.
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