Historia, pregunta formulada por ariadnahernandezher, hace 2 meses

Me ayudan porfiiiiiii


Me pueden pasar la leyenda de "la celda de satanás"
no me sale porfi les doy puntos

Respuestas a la pregunta

Contestado por dennisalvarezcommx
1

Respuesta:

dios se apiade de tu alma xd

Explicación:

Resumen de la leyenda de la celda de Satánas

se dice que uno de los jocenes seminaristas del convento de San Francisco Se le apareció un demonio que intentaba alejarlo de su vocación, por lo que decidip rezar en su celda, y en medio de sus súplicas apareció una pered, una silueta que poco a co se convertía en una bestia

Contestado por kscb0013
1

Respuesta:

¡Hola! Espero te sirva

Explicación:

"La celda de Satanás"

Aquel sonrosado niño era la alegría de sus cristianos padres. Considerándolo un don divino quisieron prodigarle los mejores cuidados, para que llegado el día se dedicara al servicio de Dios.

Pronto creció el niño y adolescente aún, pensaron sus padres en la casa conventual donde habían de alojar aquella preciada joya, que desde su advenimiento a la vida habían ofrecido al Señor.

Era un muchacho bondadoso de corazón, ágil, andariego, como que su diversión era pasear por los alrededores de la ciudad, trepar por cerros, saltar los charcos, y escuchar el dulce trino de las aves.

Así que dadas todas las circunstancias estudiadas decidieron encaminarlo hacia los franciscanos.

Un día de fines del siglo XVII, ambos esposos con su hijo llegaron al convento, donde solicitaron fuera admitido de novicio su hijo al que habían dado por devoción al santo patrón y conquistador de Querétaro el nombre de Santiago.

Le fue asignada la celda que aún queda al final de la galería norte del noviciado del convento franciscano, desde donde podía gozar del hermoso jardín, que rodeaba las galerías del noviciado.

Tanta muestra de virtud dio el nuevo novicio que su maestro se aficionó a él, prodigándole cuidados especiales, por lo que pensó el maestro de novicios que había en él madera de santo, acaso de mártir.

Pasaban los días felices del noviciado, se les tenía retirados del mundo y sus tentaciones, para que, limpios como una patena, llegaran al sacerdocio, ofreciendo en sacrificio su alma y fuesen totalmente de Dios, sólo de Dios.

Y sucedió que un día, los novicios, bien guardados en su rincón del convento, fueron llevados al templo a una ceremonia religiosa contemplada tras la celosía del coro alto.

Concluida la ceremonia, quienes concurrieron a ella, comenzaron a salir del templo: entre ellos una hermosa joven, cuyos grandes ojos se fijaron en los del novicio, quien desde ese momento sintió que algo cambiaba en su interior, pues le comenzó un leve temblor de cuerpo y sudor frío. No dejaba de pensar en esa bella damita, con la que intercambió una mirada.

Cuando estaba en su celda se le aparecía de pronto la imagen de la joven resplandeciente en su hermoso traje de seda carmesí, tocada con una rica mantilla y con aquellos ojazos que él había mirado.

Su maestro notó el cambio y le aconsejó que rezara más, para que hiciera penitencia, para que ayunara a fin de doblegar la carne que lo arrebataba de su devoción. Pero nada, absolutamente nada lo hacía cambiar de pensamiento.

Mas una noche cálida cuando la visión se hizo más persistente y viva, el novicio se armó de valor y tocando su Crucifijo en la diestra lo acercó a la visión para que se alejara.

Ante sus atónitos ojos una pavorosa metamorfosis se operó: comenzó a cambiar el color del hermoso vestido carmesí hasta hacerse negro, el dulce rostro femenino fue tomando rasgos indefinidos, la rosa piel cambió a azulosa, los ojos dulces y grandes se hicieron alargados, pequeños y centelleantes, los dientes finos crecieron, saliendo de entre los labios, otrora tersos y rojos y ahora escoreados y verdosos,, unos inmensos colmillos afilados como puñales, del regio encaje de la mantilla se alzaron unos horribles, retorcidos y cortos cuernos, el lindo cuerpo cambió, surgiendo de entre los pliegues de la falda, que se iba pegando al cuerpo de aquella infernal criatura, hasta ajustarse a dorso y miembros entre masculinos y femeninos, emergió una áspera y larga cola y tras la espalda surgieron una alza negrísimas y viscosas.

Un grito de terror dio el novicio ante la transformación.

Con un grito más terrorífico contestó aquella visión al ver acercarse más y más el Crucifijo que le novicio tendía hacia adelante, alargando hacia la visión su temblorosa mano.

Antes de ser tocado por el Cristo del novicio, la criatura se revolvió en sí, se alzó, impulsando por poder inexplicable, hasta tocar el techo envigado de la celda.

Un crujido rompió los ladrillos del techo, chispazos que al choque se produjeron, quemaron las vigas y por un boquete que así se abrió en el ángulo sur poniente de la celda se salió aquella diabólica visión, perdiéndose en la oscuridad nocturna.

Al grito del novicio acudió su maestro, sus hermanos del noviciado, que al penetrar en la celda pudieron percibir un insoportable hedor, ladrillos hechos añicos en el rincón de la celda, las vigas quemadas y un boquete en el techo, por el que pudieron contemplarse las estrellas en un cielo hermosamente quieto.

El novicio les relató lo ocurrido y todos se arrodillaron para rezar en coro el Magníficat.

Llevaron al novicio a otra celda, consolándolo todos. La visión de aquella mujer jamás volvió antes los ojos del novicio. La celda jamás fue vuelta a ocupar, pues era aquella La Celda de Satanás.

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