Matemáticas, pregunta formulada por leticiagamboa434, hace 6 meses

me ayudan por favor ​

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bedoncoralrosa: te ayudo pero coronitas quiero
bedoncoralrosa: habla
bedoncoralrosa: hostia tia
bedoncoralrosa: chavala apura

Respuestas a la pregunta

Contestado por eichel
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Respuesta:) espero te sirba

Explicación paso a paso: La primera imagen que yo conservo de Tony de Mello es de hace treinta años, y se localiza en

Lonavla, en la misma casa que mucho más tarde se convertiría en el Instituto Sadhana.

Tony era entonces un estudiante jesuita, pero ya se dedicaba a enseñar a los jóvenes que acababan

de concluir su noviciado. El grupo había subido a la casa de campo de San Estanislao para pasar unas

breves vacaciones. Recuerdo que estaban Tony y unos cuantos “juniores”, como nosotros les llamamos,

pelando patatas a la sombra de unos árboles que había junto a la cocina, y, mientras tanto, él entretenía a

sus receptivos oyentes con su inagotable repertorio de chistes.

Desde entonces, muchas cosas nos han ocurrido a todos, el propio Tony pasó en todos estos años

por innumerables etapas de crecimiento y de cambio, de campos de dedicación y de interés... y de servicio

real. Pero nunca dejó de ser un incomparable narrador de cuentos. Pocas de sus anécdotas eran de su

propia cosecha, y algunas ni siquiera eran demasiado buenas; pero en sus labios todas ellas resultaban

rebosantes de sentido y de intención, o simplemente divertidas sin más. A este respecto hay que reconocer

que cualquier tema que él tocara se hacía vivo e interesante y captaba la atención.

El regalo de despedida que nos ha dejado, y que indudablemente habrá de tener tanto éxito como

sus anteriores libros, es “La oración de la rana”. Aunque Tony no era muy dado a hablar de su producción

literaria; sí era muy meticuloso en la edición de sus obras. Lo último que hizo en la India, antes de tomar

el avión para los Estados Unidos, fue pasar más de tres horas con el editor ultimando los detalles de su

manuscrito.

Aquello tuvo lugar durante la tarde del 30 de mayo de 1987. Y el 2 de junio lo encontraron muerto

en el suelo de la habitación que ocupaba en Nueva York, víctima de un fulminante ataque cardíaco.

Entretanto, había tenido tiempo para escribir una larga carta a un íntimo amigo en la que, hablando de sus

primeras experiencias, le decía: “Todo ello parece pertenecer a otra época y a otro mundo. Creo que

actualmente todo mi interés se centra en otra cosa: en el "mundo del espíritu", y todo lo demás me resulta

verdaderamente insignificante y sin importancia. Las cosas que tanto me importaban en el pasado ya no

tienen interés para mí. Lo que ahora absorbe todo mi interés son cosas como las de Achaan Chah, el

maestro budista, y estoy perdiendo el gusto por otras cosas. No sé si todo esto es una ilusión; lo que sí sé

es que nunca en mi vida me había sentido tan feliz y tan libre...”.

Estas palabras dan una idea bastante aproximada de cómo era Tony -y de cómo le veían los demásen su última etapa, antes de que nos dejara tan inesperadamente, cuando faltaban tres meses para que

cumpliera cincuenta y seis años. Y ya ha comenzado a surgir en torno a él una serie de libros, una

verdadera leyenda dorada, escritos por muy distintas personas de todos los rincones del mundo. No pocas

de ellas han afirmado que nunca lo conocieron directamente, pero que habían quedado profundamente

afectadas por sus libros. Otras han tenido el privilegio de una profunda relación con él. Y otras sólo han

experimentado brevemente la magia de su palabra hablada.

No son muchos los que compartirían plenamente todo cuanto él dijo o hizo, especialmente cuando

traspasaba los límites establecidos de la aventura espiritual (ni tampoco Tony esperaba que le siguieran

dócilmente, sino más bien todo lo contrario. Lo que a tantos atraía de su persona y sus ideas era

precisamente que Tony desafiaba a todos a cuestionar, examinar y liberarse de los modelos establecidos

de pensamiento y de conducta, acabar con toda clase de estereotipos y atreverse a ser verdaderamente uno

mismo; dicho de otro modo: a buscar una autenticidad cada vez mayor.

Una búsqueda constante de autenticidad: he ahí la impresión que daba Tony desde cualquier punto

de vista que se le mirara. Lo cual otorgaba a su polifacética personalidad una integridad, una sensación de

totalidad, que poseía un encanto y un magnetismo propios: el de reconciliar los contrarios, no a base de

tensión, sino como una mezcla armoniosa. Era la persona más dispuesta del mundo a hacer amigos y a

compartir, pero a la vez sentía uno que había en él una dimensión inalcanzable. Su compañía podía ser de

lo más divertido, porque era capaz de ensartar, uno tras otro, los chistes más disparatados; pero nadie

podía dudar de la absoluta seriedad de su intención. A lo largo de los años cambió mucho y de muchas

maneras, pero había una serie de constantes de su carácter que siempre se mantuvieron incólumes.

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