Castellano, pregunta formulada por mary1615, hace 11 meses

Me ayudan a hacer una historia literaria que empiece con una acción que cause mucho impacto

Respuestas a la pregunta

Contestado por dianacatalinalosada
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Respuesta:

mira “DOÑA PAQUIDERMO/PARQUE JURÁSICO”

Explicacion:

 En el segundo izquierda vivía doña Paquita. Aunque se me hace difícil emplear el diminutivo para nombrar a tan superlativa mujer, pues doña Paquita era una mujer cincuentona, de perfil cuadrangular, cuyo peso excedía con donosura las tres cifras en el sistema métrico decimal. Quizá por tan ponderosa razón, era conocida por sus vecinos como doña Paquidermo, en consonancia con su nombre real. ¡Y vaya si lo parecía! Doña Paquita vivía sola (era realmente difícil hacer sitio en nadie más en su casa) y cuando correteaba rauda y alegre por el largo pasillo para abrir la puerta a un lejano pariente que la visitaba de tarde en tarde, aquello parecía una estampida africana tipo Mogambo. Todos los vecinos -y aun los de los edificios colindantes- se veían súbitamente sorpendidos por lo que parecía, con toda claridad, un alud de rinocerontes, hipopótamos y elefantes, animales con los que doña Paquita guardaba un razonable parecido, como revelaba nítidamente su apodo. Ahora bien, en tiempos recientes estaba ganando terreno la nueva apelación de Parque Jurásico, en virtud de los años que iba acumulando la buena señora así como del efecto de colectividad cinematográficamente amenazante que sus carreritas provocaban en el vecindario.

Las piernas garridas, las piernas farrucas, las piernas macizas, doña Paquita era una mujer de armas tomar, capaz de dejar fuera de combate a una brigada entera de antidisturbios, capaz de lanzar un balón de portería a portería en Maracaná, capaz de hundir el escenario de la Scala de Milán con sólo posarse en él (cosa que ni siquiera Pavarotti hubiera conseguido).

Pero las apariencias engañan y lo cierto que la bondad y amabilidad de doña Paquita eran tan grandes como ella misma. De hecho, era la única persona del edificio que nos recibía con una sonrisa y nos perdonaba la peseta del pico del alquiler. E incluso a veces se ofreció a hacernos pasar e invitarnos a tomar un café con pastas, pero razones de tiempo (íbamos siempre muy aprisa, porque las tareas ingratas hay que pasarlas pronto) y de espacio (ya hemos dicho que en su piso apenas cabía nadie más cuando estaba ella) nos obligaban a declinar amablemente la sincera invitación de la solitaria y entrañable doña Paquita.


mary1615: Lo hiciste tu ?
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