Mary es una chica de 18 años, buen tipo, de agradable trato, y con los grados de candidez que dan ciertos ambientes de pueblo. La conocí en un cursillo. Estaba muy preocupada. Vino a la ciudad y se alojó en casa de un matrimonio amigo de la familia. Y por el proceso normal de la hospitalidad, del contacto, de un clima de confianza, surge un cierto cariño con el hombre casado. Él está muy enamorado de su mujer, de sus tres hijos y de un chalet recién construido cerca de la ciudad. Se lo va a enseñar: allí surge lo imprevisto o quizás, lo previsto. Siempre es difícil de saber. Ella, mujer ya y mujer de siempre, cree en el amor, siente el amor y se ilusiona: ¡Qué bonito vivir siempre con este hombre! Para el hombre aquello no fue más que "hacer el amor". "No, de vivir juntos nada; dejar a mi mujer y a mis hijos, ni pensarlo", le dice él. Los quiero mucho. Esto no ha sido más que una anécdota, un hecho aislado, o si quieres, una tentación. Olvídalo, aléjalo de tu mente, nunca dejaré mi hogar". Mary se quedó muy hundida. El amor que creía nacer, se ahogaba. Se sentía culpable. No le parecía lícito hacer lo que había hecho. Se sentía asquerosa. Ni la pureza de su cuerpo ni la de su amor, ni la situación de casado del otro le permitían esa relación, y mucho menos inmiscuirse en la vida armoniosa de un hogar... Intenté ayudarla a dejar lo sucedido atrás, a que aprendiera la prudencia necesaria para andar por la vida con la cabeza alta. Pero lo mismo que el bien sembrado nunca se pierde, suele suceder lo mismo con el mal... Un año más tarde, otro cursillo, otro escenario, otra realidad. Había tenido la sabiduría y fortaleza de no alojarse allí; pero le pareció correcto saludarles por teléfono antes de llegarse a hacer una visita de cortesía. Ella se sentía serena y no sospechaba que la herida que dejó en el amigo, había sido tan grande. Efectivamente, apenas la vio, le enseñó dos billetes de avión para irse lejos los dos y formar un nuevo hogar. No le iban bien las cosas con su mujer y pensó en ella. Mary se quedó de una pieza. No podía sospecharlo. Sorbió sus lágrimas, venció. No quería estropear un hogar. En su corazón quedaron las espinas. La dulce espina del amor seguramente la pudo arrancar, pero ¿y la del remordimiento?
a. ¿Qué opinas de la actitud de Mary y del esposo de su amiga? Explica.
b. ¿Qué implicaciones trajo la relación? Explica.
c. En la fidelidad ¿Qué implica que ejerzamos con optimismo nuestra libertad?
d. ¿Por qué es importante expresar tus ideas y pensamiento?
e. ¿Cómo aprendemos a tomar decisiones?
Respuestas a la pregunta
Contestado por
1
Explicación:
me dio flogera leer peedon regalame estrellas
FlaviaPallottini:
No me ayudaste, pero está bien, toma los puntos o lo que sea que se llame eso que recolectas.
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