mantengo buenas hábitos de actividades ayudan cuidar mis entornos
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Explicación:
Hace algunos años, la percepción de una mejor calidad de vida estaba asociada a la posibilidad de tener una casa grande, tener tantos vehículos como personas en el hogar, viajar constantemente y consumir bienes y servicios de forma casi irracional.
Hoy, hay más conciencia de los hábitos y sus repercusiones en el medio ambiente, y se entiende como calidad de vida el contar con aire limpio, con agua potable y sentirnos seguros entre otros factores que nos permiten disfrutar de diferentes maneras las ciudades.
Para contribuir a vivir en un entorno amigable con el medio ambiente y con nosotros mismos, hay algunos hábitos sencillos que realmente hacen la diferencia y no solo benefician el planeta, sino que pueden mejorar nuestra calidad de vida en las ciudades:
1. Consumo responsable de agua
El uso racional del agua es fundamental no solo a nivel económico sino debido a que el agua es un recurso no renovable con el que contamos en la tierra. Un hábito tan sencillo como cerrar el grifo mientras te cepillas los dientes podría ahorrar hasta un 90% de agua, y lavar el auto con una manguera a presión consume 80% más que hacerlo con un cubo y una esponja.
Una mayor cultura de reúso, separación y aprovechamiento del agua de lluvia en las ciudades también es fundamental para preservar este recurso. Este año, el Séptimo Foro Mundial del Agua reconoció un interesante invento colombiano que sirve precisamente para ese fin: se trata del Ekomuro H20+, un sistema de recolección de agua de lluvia hecho a partir de botellas plásticas recicladas. Este sistema de fácil uso y mantenimiento permite proveer de agua potable a hogares y escuelas ubicadas en las zonas más apartadas y vulnerables de las ciudades.
2. Cultura del reciclaje
América Latina aún tiene mucho que aprender sobre reciclaje. Actualmente, esta práctica es liderada por Chile, país que recicla no más de un 15% de sus desechos.
El reciclaje es una de las maneras más fáciles de combatir el calentamiento global, sobre todo por los vertidos de plásticos que llegan a los océanos destruyendo la vida marina. En cifras, cada año mueren 1.000.000 criaturas marinas por la contaminación del plástico en el mar. Por ello, generar conciencia sobre la importancia de la clasificación de los residuos es muy importante.
Una ciudad que está dando el ejemplo también es Sucre (Bolivia), donde un par de asociaciones de mujeres gestionan un sistema puerta a puerta de clasificación y recolección de desechos que funciona 6 días a la semana.
3. Uso racional de la energía
Al igual que el agua, depende de nosotros hacer un uso racional de la energía. Por ejemplo, apagar la luz en las habitaciones que no están siendo utilizadas, reemplazar las bombillas por unas de bajo consumo, que por cierto también nos permite ahorrar dinero a largo plazo.
Existen grandes oportunidades para reducir el consumo de energía en nuestras ciudades. Actualmente, tan solo 1% de los semáforos del mundo utiliza luces LED, la mayoría de ellos ubicados en Estados Unidos, donde existe un 5% de utilización de este tipo de luminarias. Mientras que una luz normal tiene una duración de dos o tres años, una luz LED puede durar hasta 15 años, facilitando la provisión del servicio para la ciudad.
4. Uso de transporte sostenible
Los viajes en auto suponen la mitad de las emisiones totales de CO2 de las ciudades. Usar el transporte público y otros medios de transporte como la bicicleta ayudan a reducir significativamente nuestro impacto sobre el medio ambiente.
En una encuesta reciente que realizamos durante el Cuarto Foro Mundial de la Bicicleta en Medellín, más del 16% de los encuestados afirmó que usa este vehículo por su bajo impacto en el ambiente, 12% señaló que lo utiliza por sus beneficios para la salud, y casi un 30% indicó que su preferencia viene asociada a una mejor calidad de vida.
5. Agricultura urbana
De acuerdo con un reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), existe una tendencia creciente en América Latina por fomentar la agricultura urbana—la producción de alimentos frescos para el autoconsumo en espacios reducidos como los patios de las casas y las terrazas de los edificios—como un medio para aumentar la seguridad alimentaria de las poblaciones más vulnerables de las ciudades. La agricultura urbana genera ingresos complementarios y enriquece la dieta familiar, además de estimular la generación de áreas verdes en las ciudades.
El consumo de alimentos orgánicos y locales tiene numerosos beneficios. Por un lado, los alimentos orgánicos son más saludables ya que no contienen toxinas procedentes de pesticidas, antibióticos, fertilizantes sintéticos, aditivos y conservantes utilizados en procesos de agricultura. Por otro, consumir alimentos de la región o la ciudad en la que vivimos requiere de menos energía tanto a la hora de cultivarlos como a la hora de transpórtalos y esto se traduce en que sean alimentos más económicos para nuestro bolsillo.