Manifestación semejanzas y diferencias
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
La discusión por el desinterés como norma de vida1 afectó de sobremanera a la generación de 1915. Es decir, aunque “no se puede escoger el mundo familiar; se nace en él mediante la inalterable sucesión de generaciones, de la que uno es miembro2”.Dicho de otra manera: se hace historia ―con exordios y quebrantos― guste o no a los de arriba/ los que tienen el poder. Un hombre de letras, como Manuel Gómez Morin (1887-1972), caviló ―desde el conocimiento diario y verídico de los sucesos en México―, el año de 1915. Vio a nuestra República como país con capacidades, con aspiración, con vida, con problemas propios3. Insistió y propuso tener “confianza en nuestra recién hallada vitalidad”. Entendida ésta, no como el centellear de la nube sino como el agua misma que abona a la plenitud del mundo entero: con el riesgo claro, de inundar si se quiere o si se deja. En el cifrado año 1915 “cuando más seguro parecía el fracaso revolucionario, […] empezó a señalarse una nueva orientación” (p. 15). Surgió, de aquella esperanza supeditada un tanto a la obscuridad “que muestra bien la amarga verdad de unos años de tempestad en que la vida era difícil y llena de sobresalto y la pasión o el sufrimiento privaban sobre la inteligencia, (p. 15) […] la revelación de un sino, de un peculiar modo de ser, de una íntima razón que impulsa la historia de México”. Brota entonces una generación. O sea “un grupo de hombres que están unidos por esta íntima vinculación […] [con] la exigencia interior de hacer algo, y el impulso irreprimible a cumplir una misión que a menudo se desconoce […] Importa que tengan la misma incontenible inquietud, la misma necesaria agresividad para conservar o para rehacer”. Se trata de caminar juntos. No de vagar por el escenario histórico-político sin saber hacia dónde se va. Menos, deslizar idealismos abruptos y falsos que, tristemente, provocan tormentas sin fin
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