Lugares de la argentina donde se encontraron fósiles y porque es importante el hayasgo de ellos
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Tal vez una de las escenas más memorables de la película Jurassic Park (Parque Jurásico en español, estrenada en 1993), sea la de Sam Neill y Laura Dern cuando contemplan boquiabiertos a un brontosaurio que se alimenta de las hojas de un árbol.
Mejor conocido como Apatosaurus por la comunidad científica, el brontosaurio es uno de los dinosaurios más comunes en el norte del continente americano, aunque también se han descubierto restos en Europa y África.
Pertenecientes a la familia Diplodocidae (lagartos de doble haz), sus fósiles se han encontrado en abundancia en rocas del Jurásico Superior (entre 144 y 200 millones de años) en la Formación Morrison, depósito de fósiles de fines del Jurásico, ubicada en el oeste de Estados Unidos. Gran parte de la evidencia apunta a que los primeros diplodócidos se habrían originado en el periodo Jurásico y que evolucionaron aisladamente, tras la separación de Pangea (en Laurasia al norte y Gondwana al sur) y la formación del desierto de Gondwana Central, que dio como resultado que se originaran grupos característicos para cada región.
Durante este periodo tuvieron su mejor momento, pues numerosas especies poblaban Norteamérica (donde alcanzaron los 20 metros de longitud), la Península Ibérica e incluso África, en donde sólo se conoce el Tornieria africana. A fines del Jurásico parecían haberse extinguido en todo el mundo.
Hasta el momento, en el hemisferio sur sólo se conocía el ejemplar africano. Sin embargo, un grupo de investigadores argentinos recientemente dio a conocer los resultados de un estudio realizado en fósiles encontrados en la Patagonia Argentina, que no solamente causan asombro por constituir el único registro de un diplodócido para Sudamérica, también por tratarse de una nueva especie con características únicas.
Leinkupal laticauda fue el nombre otorgado al nuevo espécimen. En idioma mapuche Leinkupal significa “familia que desaparece” (ya que el hallazgo corresponde al último dinosaurio de la familia de los diplodócidos), mientras que laticauda, en latín, significa “cola ancha” (característica particular de este dinosaurio).
Las relaciones de parentesco (análisis filogenético) muestran que el Leinkupal era un Diplodocidae bien definido, del subgrupo de los diplodocinos, como el conocido Diplodocus de Norteamérica y el africano Tornieria. El hallazgo, que corresponde al último diplodócido que vivió para cualquier parte del mundo, fue publicado en la revista científica PLOS ONE (una de las más prestigiosas en el área de las ciencias naturales), bajo el título, en inglés “A Diplodocid Sauropod Survivor from the Early Cretaceous of South América”.
Los doctores Sebastián Apesteguía y Pablo A. Gallina, investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina, en la Fundación de Historia Natural “Félix de Azara”, de la Universidad Maimónedes, fueron los responsables de dicha investigación. Para lograrla, se asociaron con el equipo paleontológico del Museo Municipal Ernesto Bachman, de Villa El Chocón, Neuquén, formado por el licenciado Alejandro Haluza y el doctor Juan I. Canale.
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