los personajes antagónicos también son principales
Respuestas a la pregunta
Respuesta:
Como decíamos, protagonista y antagonista son los personajes clave de toda historia. Mientras que el protagonista es el personaje principal, con el que nuestro público debe empatizar, el antagonista representa la fuerza opuesta que le impide alcanzar su objetivo. La presencia del antagonista es imprescindible para que se produzca el conflicto. Si nuestro protagonista pudiese alcanzar su meta desde el principio, nos quedaríamos sin historia. Debe existir algo (o alguien) que le impida llegar a ella. El antagonista, por tanto, puede ser una persona, un conjunto de personas e, incluso, una institución.
Recuerda que el antihéroe no tiene por qué ser un delincuente. Es un personaje que actúa como protagonista pero que carece de los valores propios del héroe. Don Draper, de Mad Men, sería un ejemplo de ello. También Jimmy McNulty, de The Wire. A pesar de que ambos realizan acciones ilegales en muchos casos, su personajes se encuentran dentro del sistema legal. McNulty es el policía que persigue a los malos y Don Draper es un publicista de éxito con gran carisma.
A la hora de decantarte por contar la historia desde el punto de vista del héroe o del villano, es importante que te plantees las siguientes cuestiones: ¿Qué idea quiero transmitir? ¿Qué tipo de historia me ayudará a transmitirla mejor?
Personajes secundarios: por qué los necesitas
Si bien es cierto que protagonista y antagonista son los personajes principales de tu historia, lo ideal sería que tampoco te olvidaras de los secundarios. Su presencia es importante porque sirven para desarrollar al protagonista. Por lo tanto, su existencia únicamente se justifica si tiene una influencia clara y directa sobre la trama principal. Si no es así, si su desaparición no afecta al desarrollo del protagonista, entonces puedes eliminarlo. Los secundarios pueden ser aliados de nuestro protagonista, para ayudarle a conseguir su objetivo, o enemigos que obstaculizan su camino.
El peso de los secundarios puede variar: pueden acompañar al protagonista durante toda su historia (como Sam con Frodo en El señor de los anillos) o pueden aparecer en momentos clave para guiar a nuestro personaje principal y luego desaparecer (como el Gato de Cheshire en Alicia en el país de las maravillas).