Geografía, pregunta formulada por Yaelito11, hace 1 año

los manglares de Veracruz

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Contestado por angiescarleth091213
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Para comprender la distribución y abundancia de los bosques de manglar en el estado de Veracruz, es indispensable conocer las relaciones bióticas y abióticas que se manifiestan en los sistemas costeros (ecosistema estuarino), con los adyacentes hacia el continente (ecosistema fluvial) y hacia el océano (ecosistema marino). Ello conduce a visualizar unidades de trabajo en el ámbito de cuenca y de región hidrológica, que permitan establecer claramente las interacciones con las superficies terrestres y los aportes de agua dulce y marina. Las característica ecológicas más importantes que vinculan la secuencia ríoestuario-mar en clima tropical fueron integradas en un modelo conceptual para el sistema fluvio-lagunar Palizada del Este, en la región de la Laguna de Términos en Campeche, presentado por Vera et al. (1988). Para ello, emplearon la representación gráfica propuesta por Haines (1979), para las interacciones de los pantanos costeros en clima templado. El modelo generado hace evidente la complejidad de las relaciones bióticas y abióticas entre estos ambientes, así como la magnitud de los vínculos ecológicos entre las tierras bajas costeras y la zona marina adyacente. El modelo propone que la existencia de los productores primarios (humedales, manglar, macroalgas y pastos marinos) a lo largo de la secuencia río-estuario-mar, dependen en gran medida, de la intensidad de la dinámica abiótica-hidrológica que existe desde los ríos hasta el mar. Ésta involucra agua dulce, sedimentos terrígenos y nutrimentos inorgánicos, mientras que en el sentido inverso implica energía mareal e intrusiones salobres. La existencia de bosques de manglar más extensos y productivos localizados en los ecosistemas fluvio-lagunar-deltáico-estuarinos y bosques con menor desarrollo en los ecosistemas estuarinos-marinos, son efectos estructurales derivados de una dinámica fluvial-mareal. Para explicar las variaciones en los tamaños y estructura de los manglares, Thom (1982) los clasifica en cinco tipos con base en un conjunto de características topográficas e hidrodinámicas dadas por la situación geomorfológica. Así mismo, Lugo y Snedaker (1974) desarrollaron una clasificación de los bosques de manglar basados en las características fisiográficas, presumiendo que estas reflejaban los grados de predominio de las funciones de fuerzas ambientales (sensu Twilley 1988 y 1995) tales como radiación solar, frecuencia de vientos, precipitación, descarga o influencia del río y la marea (a través de la turbidez causada por el material suspendido, el aporte de materia orgánica y nutrimentos, así como el contenido de sal). El esquema original de estos autores, describía seis tipos fisiográficos, que posteriormente fueron simplificados por Cintrón et al. (1980). Estos autores, a partir del análisis de las características estructurales, proponen cuatro tipos: 1. Bosques ribereños, 2. Bosques de borde, 3. Bosques de cuenca y, 4. Bosques especiales. Cada uno de ellos se caracteriza por presentar una estructura particular, dominancia diferente de especies y condiciones ambientales distintas. La geomorfología asociada a cada tipo determina en gran medida el impacto del oleaje y el viento, la interacción con las mareas y el agua dulce y por tanto determina de manera importante la productividad del manglar (Twilley y Day, 1999; Yáñez y Lara, 1999). Estas funciones de fuerza son dominantes en los manglares y colectivamente representan la huella de energía de los mismos (Twilley, 1995; Medina, 1999). Odum (1967) fundamentó el concepto de huella energética para describir los factores que operan en un sistema e influyen en sus funciones. Por lo tanto, los manglares son ecosistemas altamente subsidiados por fuentes de energía externas al sistema. La interacción de las funciones de fuerza ambiental determinan el grado máximo de estructura 
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